SEYCHELLES, ISLAS INTERIORES. M/S GALATEA

EL CRUCERO SOÑADO

Un maravilloso crucero por las islas interiores de Seychelles, consideradas como las más bellas del mundo, a bordo de la magnífica goleta M/S Galatea para conocer este paraíso tanto por tierra como por debajo del agua con múltiples actividades tanto para buceadores como no buceadores. Con una vida diversa de más de 900 especies marinas y cientos de puntos de buceo, los fondos marinos de las Seychelles son únicos en el mundo. Un crucero exclusivo para vivir una experiencia inolvidable.

Todo el año

10 días - 9 noches

Desde 1 pers.

Precio desde:

2.200 €

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ITINERARIO. SALIDAS GARANTIZADAS DESDE 1 PERSONA

  • DÍA 1 (viernes). Salida desde el aeropuerto internacional de Madrid o Barcelona con destino isla de Mahé en Seychelles con compañía aérea a determinar. Noche a bordo.
  • DÍA 2 (sábado). Llegada al aeropuerto internacional de La Pointe Larue de Seychelles (SEZ). Bienvenida y asistencia en el aeropuerto. Traslado al barco de crucero M/S Galatea. Reunión a las 14:00 en Eden Island en la Marina North para embarcar. Presentación del capitán y la tripulación. Briefing y asignación de camarote. Navegación hacia el norte de Mahé. Los buceadores harán una check dive de control en Coral Garden, mientras que los no buceadores pueden desembarcar en la playa de Beau Vallon y realizar algunas actividades acuáticas (jet-ski, parasailing, snorkel). En el corazón de la bahía de Beau Vallon se preparará la cena admirando una impresionante puesta de sol. Se pernocta en este lugar con la calma de la bahía.
  • DÍA 3 (domingo). Al amanecer, los buceadores podrán realizar una inmersión en Aquarium. Después del desayuno, segunda inmersión antes de ir a Baie Ternay, un parque marino natural protegido. Las aguas transparentes de la bahía son ideales para probar el paddle boarding o realizar un paseo en kayak. Los buceadores pueden bucear en Light House. La tarde se dedica al relax o a actividades náuticas. Se desembarcará en Anse Riz, una de las playas más hermosas de Mahé, donde hay una laguna de agua dulce … Un buen lugar para relajarse, nadar y bucear. Se podrá realizar un bautismo de buceo para los no buceadores en Cap Ternay, un lugar con una gran diversidad marina y que facilita la iniciación al buceo al estar carente de corrientes. Cena y pernocta en el Parque Marino.
  • DÍA 4 (lunes). Antes del desayuno, buceo en el punto de Shark Bank, ubicado a medio camino entre Mahé y Silhouette. Al final de la mañana, salida de Mahé después de un abundante brunch del que se disfrutará mientras se contempla las costas de la isla principal. Llegada a Cousine a primera hora de la tarde donde se puede desembarcar para visitar esta isla, conocida por ser el hogar de numerosas aves endémicas. Navegación hacia Praslin al final de la tarde. Desembarque en Anse Lazio, donde los buceadores pueden hacer una inmersión al atardecer mientras que los no buceadores pueden ir a la playa. Noche en la bahía de Anse Lazio.
  • DÍA 5 (martes). Dependiendo de la temporada (abril a octubre) y el clima, el capitán puede proseguir la navegación hacia Aride, donde existen gran multitud de aves. Los buceadores se sumergirán en Bobby Island. Después de un almuerzo en la bahía de Anse Lazio, se hará una visita al Valle de Mai, un parque clasificado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Este lugar ha conservado su estado original y en él se puede descubrir la exuberante y exótica vegetación de las Seychelles. Por la tarde, los buceadores pueden hacer una inmersión en Pointe Cavalier, mientras que lo que no bucean pueden dar un paseo por Coco d’Or Beach. Después, navegación hasta la bahía de Curieuse para allí disfrutar de una cena preparada por el chef. Noche en la bahía de Curieuse.
  • DÍA 6 (miércoles). La primera inmersión tendrá lugar en el extremo sur de Marianne, un lugar conocido por albergar distintas especies de tiburones. Sus rocas submarinas en forma de pináculo hacen que el sitio sea aún más especial. Al mismo tiempo, los no buceadores podrán disfrutar de alguna actividad acuática alrededor de Curieuse, una isla en la que existen cientos de tortugas. A continuación, nos dirigimos a la isla en el dinghy y el chef nos preparará un asado en la playa. Por la tarde, caminata de 30 minutos en Curieuse para llegar al lugar conocido como Doctor’s House, antiguamente un establecimiento veterinario y ahora un museo. Allí aprenderemos muchos aspectos sobre la historia de las Seychelles. Por la tarde, y tras un rato de relax en Anse Saint Jose, navegaremos hacia las Sister Islands donde se puede hacer una inmersión nocturna en Sister Bank. Aquí pasaremos la noche.
  • DÍA 7 (jueves). Primera inmersión en Coco Island, un parque nacional marino donde se preserva perfectamente la vida marina. Posibilidad de hacer un bautismo y snorkel para los no buceadores. Navegación hacia La Digue. Antes de llegar, inmersión en Ave Maria, donde las grandes rocas forman un auténtico laberinto submarino. Después del almuerzo, tarde de visita a La Digue, una isla atemporal donde el principal medio de transporte sigue siendo la bicicleta. En esta isla se puede descubrir la arquitectura tradicional de las Seychelles y playas espectaculares como Anse Source d’Argent. Cena y noche en la bahía de La Digue.
  • DÍA 8 (viernes). A primera hora de la mañana, navegación hacia Isla Ronde, donde está prevista una inmersión antes de zarpar hacia Saint Anne al final de la mañana. Durante la navegación, la tripulación presentará la pesca al curricán o trolling, una modalidad de pesca que se realiza con la embarcación en movimiento. Inmersión en Brissaire caracterizada por su colorido y la multitud de especies marinas. Llegada por la tarde a Saint Anne donde se podrá realizar surf. Última cena en la bahía de Saint Anne. 
  • DÍA 9 (sábado). Durante el desayuno, navegación hacia Eden Island, en la Marina North. Desembarque previsto a las 08:00, después de una semana inolvidable. Traslado al aeropuerto para tomar vuelo con destino Madrid o Barcelona (compañía aérea a determinar).
  • DÍA 10 (domingo). Llegada al aeropuerto de Madrid o Barcelona. FIN DEL VIAJE.

Miniatura sujeta al océano Índico.

Esmeralda selecta, única en su gracia.

Obra que un Creador ha lanzado al espacio.

Parcela aislada de un continente lejano.

Rúbrica divina que un tirano no ha borrado.

Madame Rameau

CRUCERO POR LAS ISLAS INTERIORES DE SEYCHELLES CON EL M/S GALATEA

Este itinerario se ha establecido de tal manera que permite la visita de las islas interiores de las Seychelles tanto por tierra como por debajo del agua. En una semana se podrán descubrir las principales islas de Seychelles a través de diversas y variadas actividades tanto para buceadores como para no buceadores.

Con su clima tropical durante todo el año, su vegetación exuberante, sus prístinas playas de arena blanca y su mar azul turquesa, las islas Seychelles invitan a vivir momentos muy especiales. Están consideradas entre las islas más bellas del mundo y por ello se conoce como la “Joya del Mar Índico”. Los cruceros a bordo del M/S Galatea invitan a descubrir los lugares con más encanto del archipiélago, desde los más famosos hasta los más aislados. Un paraíso por encima y por debajo del mar navegando con una magnífica goleta diseñada únicamente para la comodidad y el placer.

EL BUCEO EN LAS SEYCHELLES

Las islas interiores de las Seychelles tienen la ventaja de reposar en una meseta de granito y coral que ofrece una vida increíblemente diversa con más de 900 especies marinas. Con cientos de puntos de buceo sin apenas corrientes y una flora y fauna extraordinaria estas islas de granito llevan al descubrimiento de fondos marinos únicos en el mundo. Estos puntos alcanzan una profundidad máxima de 40 m. lo que permiten inmersiones tanto para principiantes como para buceadores experimentados.

A finales del último período glaciar, el banco de Seychelles, que hoy está sumergido a una media de 50 m. bajo la superficie, mantenía buena parte de sus 30.000 km2 libres de las aguas del océano, ya que éste alcanzaba un nivel mucho más bajo que en la actualidad. Aquella época debió representar una oportunidad única para la aparición de especies endémicas en torno al archipiélago. Sin embargo, con la llegada de los deshielos y la subsiguiente subida de las aguas, Seychelles se convirtió en otro enclave más del Índico, donde se ha estimado que existen más de 950 especies distintas de peces, siendo una mínima parte de ellas endémicas, ya que las migraciones a lo largo de la ancha franja marina que media entre el este africano y el océano Pacífico puede ser recorrida con facilidad por la mayor parte de la fauna marina. Así y todo, el mundo submarino del archipiélago es uno de los más ricos del planeta, tal y como evidencia la enorme cantidad de submarinistas profesionales y aficionados que llegan hasta este lugar para disfrutar de sus aguas. Lógicamente, la práctica del buceo con escafandra autónoma es la mejor manera para disfrutar e introducirse en las maravillas subacuáticas; pero el snorkelling también ofrece excelentes experiencias debido a la enorme proliferación de arrecifes de aguas someras en todo el archipiélago.

El coral, presente en 30 variedades, es la primera especie destacable de la vida submarina. Todo buceador sabe que el arrecife es el esqueleto externo de los pólipos, por lo que no debe tocarse a pesar de que parezca muerto o pueda ser confundido por el ojo poco experto con alguna planta. Las tortugas marinas, sobre las que se está vertiendo una rigurosa campaña conservacionista, al igual que sobre sus parientes gigantes terrestres, son habituales en Seychelles, y fascinan al buceador con sus armoniosos movimientos bajo el agua. Entre los peces coralinos más llamativos y comunes de este entorno, que ofrece la sensación de estar sumergido en un acuarium gigantesco, se pueden destacar el pargo o red snapper, el pez loro, con su duro pico córneo, los fusileros rayados, fácilmente reconocibles por su cuerpo azulado cruzado por una banda amarilla, el majestuoso pez ángel y su semi gemelo, el pez mariposa, que se confunden con sencillez.

Los lábridos también se hallan presente en diversas variedades, algunas de las cuales llega a medir más de 2 m. Otros peces habituales de los entornos coralinos son el pez trompeta y el pez aguja, inconfundible con su finísima silueta alargada. Realmente espectaculares resultan los encuentros con el pez león, del que no se debe temer su dolorosísimo aguijonazo si se le contempla sin acosarle. Lo mismo sucede con el pez escorpión, cuyo racimo de púas a lo largo de su aleta dorsal sólo puede ocasionar un disgusto a algún buceador imprudente. Mucho más difícil de detectar, debido a su impresionante mimetismo, es el pez roca, que es capaz de camuflarse perfectamente fingiendo ser una piedra submarina. El terrible veneno que puede inyectar este pez, sumado a su capacidad para pasar inadvertido, le convierten en una de las pocas amenazas que se pueden encontrar en los parajes subacuáticos de Seychelles.

Por el contrario, los grandes bancos de barracudas, así como las mantarrayas y la gran mayoría de las especies de tiburones que pueden contemplarse en las islas resultan tan espectaculares como inofensivas. Nunca se ha registrado un ataque fatídico por parte de escualos en el archipiélago, lo cual no implica que aunque se pueda bucear con tranquilidad entre ellos, exija el mantenimiento de unas ciertas precauciones, sobre todo si se practica el submarinismo en aguas de las islas exteriores, como Aldabra o Cosmoledo, donde abundan los tiburones tigre y los tiburones martillo.

El tiburón que nunca supone un peligro, a pesar de su gigantesco y descomunal tamaño, es el tremendo tiburón ballena, el pez más grande que existe en los océanos, al ser capaz de sobrepasar los 13 metros de longitud, y que puede avistarse de forma regular en Seychelles preferentemente durante los meses de agosto y septiembre, debido entre otras causas, a que el número de ejemplares de este fantástico animal se está incrementando en el archipiélago.

CUÁNDO IR

La estación húmeda va de octubre a abril, con predominio de los vientos alisios del noroeste. La temperatura ambiente promedio es de 30 grados. Es una estación cálida y con alta humedad del aire. El mar está generalmente en calma, la temperatura media del agua es de 30 grados y la visibilidad de unos 25 m.

La estación seca se extiende de mayo a septiembre, con los vientos alisios del sureste. Es una temporada en la que hay más viento, una baja humedad del aire y una temperatura promedio de 28 grados. La temperatura media del agua es de 25 grados y la visibilidad es algo más reducida debido a la gran cantidad de plancton existente. A favor, tenemos la presencia de tiburones ballena y mantarrayas.

EL M/S GALATEA

INFORMACIÓN TÉCNICA

Bandera : Seychelles – Port Victoria.

Construcción : 1987.

Renovación completa : 2013 en Bodrum (Turquía) por Neta Marine.

Eslora: 30 m. con la plataforma de buceo.

Manga: 6,20 m.

Calado: 2,80 m.

Casco: acero.

Cubiertas: de madera de teca.

Camarotes: 7 dobles.

Capacidad máxima: 14 pasajeros.

Tripulación: 8 miembros.

Velocidad de crucero: 7 nudos.

Velocidad máxima: 10 nudos.

Capacidad de agua: 14.000 litros.

Producción de agua: 250 lts./hora.

Capacidad de fuel: 9.000 litros.

Motor: Caterpillar 335 HP.

Electricidad: 12V AC / 24V AC / 220V AC, corriente continua.

Generadores: 25 Kva + 45 Kva.

Compresores: 2 x Coltri 16 m3.

Dispositivos de seguridad: Detectores de humo y extintores en todos los camarotes y áreas comunes. Balsas salvavidas para 24 personas. Kit de oxígeno a bordo y en barca de buceo. Primeros auxilios. Farmacia. Desfibrilador a bordo.

Actividades: snorkel, pesca, kayaking, paddles.

Dos barcas de buceo auxiliares: 7 m. x 140 hp + 12 m. x 150 hp (2).

ÁREAS COMUNES

Salón interior. Televisor de pantalla plana, sistema de radio Hi-Fi, tomas de corriente 220V tipo europeo.

Cubierta trasera. Comedor cubierto con gran mesa central con 14 asientos.

Cubierta delantera. Terraza con 10 plazas con hamacas y cojines.

Cubierta superior. Área de relax impermeable equipada con bancos, mesas de café y sillas. Bar iluminado, barbacoa y sistema Hi-Fi.

Cubierta de buceo (en popa). Ducha exterior, espacio para vestirse y guardar el equipo.

CAMAROTES

7 camarotes dobles para 14 pasajeros. La categoría de cada uno de ellos depende del espacio y el confort.

1. North Island (master suite, en cubierta superior). 16m2. TV con pantalla plana, frigo-bar, cama queen size (200 × 160), a/c individual, baño privado, WC privado, caja fuerte, sofá, espacios para almacenamiento.

2 y 3. Cousine y Curieuse (en proa de cubierta inferior). Camarotes dobles de 10 m2. Camas de 200 x 140, a/c individual, baño privado, WC privado, espacios para almacenamiento.

4 y 5. Frégate y Silhouette (en parte central de cubierta inferior). Camarotes dobles de 12 m2. Camas de 200 x 140, a/c individual, baño privado, WC privado, espacios para almacenamiento.

6 y 7. Thérèse y Conception (en popa de cubierta inferior). Camarotes dobles de 9 m2. Camas de 200 x 140, a/c individual, baño privado, WC privado, espacios para almacenamiento.

SERVICIOS Y COCINA

Servicios de alta gama prestados por una tripulación profesional y atenta para disfrutar de un crucero inolvidable a través del océano Índico y crear una experiencia única. Cada detalle está configurado para una gran comodidad a bordo. La anfitriona del crucero nos asistirá durante todo el crucero para satisfacer todas las necesidades. Se proporciona todo tipo de ropa de cama, así como toallas de baño y playa. En los camarotes hay disponible gel de ducha y champú de la marca ecológica local Yi-king.

El servicio de cocina está preparado por el equipo de cocina para tener una auténtica experiencia culinaria. Durante el crucero se podrá disfrutar de un buffet criollo, una barbacoa en la playa y de los mejores platos de la cocina del Índico y mediterránea. Se atienden las preferencias y alergias para adaptarlas al menú.

HISTORIA DEL BARCO

En 2010, el acreditado centro de buceo Blue Sea Diver, adquirió el M/S Galatea, una goleta de acero turca que fue adecuada para realizar cruceros combinando el buceo con el descubrimiento de las islas. Tras una larga renovación de más de dos años en Turquía, el Galatea se incorporó al territorio de las Seychelles en 2013, iniciando los primeros cruceros por este archipiélago.

Hoy en día, una tripulación de 8 personas que atienden a sus 14 pasajeros, tanto buceadores como no buceadores. El éxito de esta goleta de lujo ha permitido desarrollar programas propios para descubrir otros horizontes como las remotas islas del archipiélago de las Seychelles (Amirantes, Aldabra) o, incluso, Madagascar.

A bordo del Galatea, tanto los buceadores noveles como los más experimentados, pueden elegir el programa que más se adapte a sus necesidades.

UNA VISIÓN DE LAS SEYCHELLES

El archipiélago de las Seychelles está lo suficientemente alejado de la masa continental africana como para pasar desapercibido, pero suficientemente cercano a las grandes rutas comerciales a través del océano Índico, como para que fuera refugio de piratas y audaces navegantes. La naturaleza granítica de sus islas interiores, con su abundancia de agua dulce y exuberante vegetación, pronto fueron contemplados por filibusteros y corsarios como valores imprescindibles para localizar en este lugar atracaderos ocultos desde donde preparar los asaltos a los navíos cargados de riquezas que surcaban el mar entre las costas meridionales de África, la India o los lejanos estados insulares de Indonesia. Lógicamente, las islas Seychelles también sirvieron para enterrar entre su rocosa geografía los tesoros arrebatados a grandes buques comerciales.

Esta actividad, contemplada a menudo como una fantasiosa concesión inventada por cronistas y narradores entregados al sensacionalismo, alcanza en este archipiélago la condición de hecho histórico totalmente acreditado. Son escasos los lugares del mundo, aparte de Seychelles, donde se pueden hallar buscadores horadando las costas según las indicaciones de apócrifos planos en los que tan sólo falta la “x” que indique donde los piratas Le Vasseur, John Taylor o Jean François Hodoul sepultaron sus cofres repletos de oro, diamantes y otras riquezas.

Al margen de este aspecto romántico, no es menos cierto que Seychelles acumula también aspectos sociales utópicos, resultado de su constante neutralidad desde que las primeras colonias se establecieron en el archipiélago. Bien es verdad que franceses e ingleses se disputaron repetidamente sus dominios; que en el pasado la esclavitud también fue mantenida en el país en base a prisioneros africanos; e incluso que, en períodos históricos más recientes, las agencias de espionaje soviética y norteamericana establecieron en este lugar una notoria competencia al considerar que las islas gozaban de una ubicación estratégica excepcional.

Sin embargo, y a pesar de todos estos avatares, en Seychelles no ha tenido lugar ninguna confrontación bélica de importancia y, ni tan siquiera en sus momentos más críticos, la violencia ha conseguido arrasar la perpetua armonía que guarda en este lugar un curioso equilibrio que raramente podremos encontrar en ninguna otra parte del sistema.

Hoy día, la población seychellois, descendiente casi en su totalidad de los antiguos esclavos procedentes de África, se benefician del bagaje cultural promovido por cuatro siglos de mezclas interraciales con diversos pueblos asiáticos y europeos, como no sólo evidencian sus rasgos físicos, sino también sus modales y educación, entre la que prevalece el autoctonismo de la idiosincrasia criolla en perfecta sincronización con las influencias británicas y francesas que les fueron aportadas durante el pasado colonial.

Las islas de Seychelles, agrupadas en dos núcleos principales diferenciados por su origen granítico y coralino, constituyen por sí mismas como simples unidades insulares una de las maravillas naturales más impresionantes que podemos encontrar en todo el planeta. Su ubicación, fuera del temido cinturón de ciclones que suele devastar regularmente buena parte de la franja tropical del globo, permite que sus aguas sean tranquilas, límpidas y repletas de vida. Sus playas, solitarias e imponentes, no responde a la profesionalidad artística de un promotor gráfico del turismo, sino a un capricho de la Naturaleza que ha permitido la creación de un vergel inigualable que, lejos de responder al ideal de cualquier viajero respecto de la concepción imaginada sobre cómo debe ser una playa paradisíaca, supera todas las expectativas previas que pudieran concebirse.

Sol brillante, temperatura constante, aguas claras, vida marítima exultante, palmerales primitivos o tranquilidad garantizada son algunos de los aspectos cotidianos que nos sorprenderán día a día en Seychelles, y todo ello gracias a un privilegio natural y una racional política conservacionista que alcanza en este lugar el rango de modélica en virtud de sus inmejorables logros. El gobierno seychellois no sólo ha fomentado la tradicional concordia y neutralidad histórica de su reciente república, sino que a nivel ecológico ha sabido diseñar la pauta perfecta para mantener prácticamente intacto este paraíso surgido del océano: la clave para su consecución se denomina exclusividad.

Fomentar que sean muy pocos los viajeros que puedan disfrutar de las islas ha sido la forma de permitir que sus salvajes entornos primigenios hayan podido perpetuarse. En Seychelles, por lo tanto, no encontraremos ciclópeos complejos hoteleros, ni masificados grupos de visitantes, ni destrozos del medio ambiente justificados para la admisión de un mayor número de turistas. La inteligente directriz gubernamental ha impedido que los poco más de 73.000 seychellois así como sus islas hayan sido sometidas a la irracional explotación del turismo mayoritario. Para ello, la única manera para proteger su medio ambiente e idiosincrasia ha sido la oferta selectiva que el país expone ante sus potenciales visitantes. En Seychelles se puede conocer, vivir y disfrutar todos los aspectos del paraíso; pero en este caso, el costoso camino para llegar hasta él hace alusión simplemente a la acepción económica y material de su significado: precios elevados por servicios inmejorables y tarifas altas a cambio de intimidad y exclusividad difícilmente encontrables en ninguna otra parte. Gracias a esta medida, que debe contemplarse únicamente como un método proteccionista y en ningún caso elitista para la conservación del archipiélago y el comprensible bienestar de sus habitantes, entre los que la mendicidad y el desempleo son términos inexistentes, Seychelles puede continuar siendo considerado como un genuino paraíso terrenal. Y los paraísos, ya sean físicos o espirituales, siempre resultan muy costosos de alcanzar.

GEOGRAFÍA

A 1.590 km. de la costa este africana (Montbasa), a 930 km. al norte de Madagascar, y a más de 2.800 km. de la costa occidental de Hindostán, en pleno océano Índico, encontramos unas manchas de color verdoso, que durante años pasaron inadvertidas. Son el conjunto formado por el archipiélago de las Seychelles, que se sitúan entre los 4º y 10º de latitud sur, y los 46º y 56º de longitud este.

Comprende el archipiélago 115 islas e islotes de las que 40 son de origen granítico y 75 coralinas. El conjunto de las tierras emergidas cubren una superficie de 453 km² aproximadamente, dispersas sobre una extensión de 400.000 km² en el océano Índico. Pertenecen también al archipiélago el grupo de las Almirantes o Amirante.

Desde el punto de vista de su origen geológico y geográfico, las islas pueden agruparse en dos grandes grupos: las islas interiores, formadas en su mayoría por masas de granito continental que quedaron aisladas del enorme bloque de Lemuria, en la actualidad el subcontinente indio, cuando éste derivó desde el litoral oriental africano en dirección nordeste hasta chocar contra Asia a finales de la era mesozoica. Y las islas exteriores, localizadas en varios subarchipiélagos entre 300 km. y 1.000 km. al sudoeste del grupo anterior y que están conformadas en su totalidad por atolones coralinos.

En Seychelles no existe masa insular alguna de origen volcánico; este hecho, sumado a que la latitud de las islas se encuentra fuera el temido cinturón de ciclones tropical, mantiene a este estado libre de la amenaza de violentos desastres naturales.

Las islas interiores están formadas por Mahé, Praslin, La Digue, Silhouette, Frégate, Aride, Denis, Bird, Curieuse, Cousine, Felicité y una gran cantidad de islotes y subarchipiélagos menores.

Mahé es la isla principal y de mayor tamaño de las Seychelles, y en ella se encuentra la capital de la República, Victoria, y el aeropuerto internacional. Alrededor del 90% de la población total seychellois vive en esta ciudad.

Las islas exteriores, en algunos casos más cerca del este de África y de Madagascar que el conjunto principal insular, están formadas por tres subarchipiélagos coralinos específicos: los grupos de Almirantes, Farquhar y Aldabra. Este último, enorme reserva natural, ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad. Mahé se encuentra a 1.800 km. al este de la costa de Kenya. Situadas a su alrededor, en un radio de 50 km., se encuentran diseminadas todas las islas graníticas, si bien las más septentrionales del archipiélago, Denis y Bird, están formadas por coral, justo en el límite del banco marino de Seychelles.

Parecen de acuerdo los especialistas en que las islas Seychelles se asientan sobre una plataforma submarina de escasa profundidad que se formó al romperse la placa continental que unía América y África, tras lo cual un gran cataclismo sumergió parte de las tierras, de las cuales las Seychelles son las únicas supervivientes. Se trata de los brutales movimientos tectónicos que tuvieron lugar hace cientos de millones de años cuando el supercontinente Pangea se dividió en dos masas terrestres, Laurasia al norte y Gondwana al sur, entre las que se originó un gigantesco mar denominado Tethys. Mientras Gondwana prosiguió la subfragmentación de su superficie en diversas placas, que darían pie a la formación de lo que hoy son las tierras continentales de América del Sur, África, Madagascar, Australia y la Antártica, la India, que también formaba parte de este mismo puzzle geológico, inició una violenta deriva hacia el hemisferio septentrional atravesando el mar de Tethys hasta chocar contra la costa sur de Asia, lo que provocó el grandioso plegamiento que hoy constituye el Himalaya. Pero en los prolegómenos de su deriva, la India dejó atrás unos pequeños núcleos graníticos mientras Gondwana se resquebrajaba por completo. Aquellas masas terrestres, que pronto quedaron aisladas por el océano, se convirtieron en el subarchipiélago granítico de las Seychelles que, en virtud de su ubicación, dieron pie al nacimiento de un entorno natural endémico sin parangón como consecuencia de su alta de contacto con África, la tierra emergida más cercana. Más tarde, la proliferación de vida marina en esta agua, y concretamente de pólipos, permitiría el surgimiento de atolones coralinos al sudeste del conjunto insular rocoso al que pronto se vincularían en tiempos muy recientes una vez los navegantes comenzaron a surcar el océano Índico.

El primero en sostener esta teoría fue Alfred Wegener en 1912 (teoría de la deriva de los continentes), en la que desarrolló la idea lanzada por Snider 50 años antes. Wegener supone que los continentes actuales estuvieron en un principio reunidos en uno solo, al que llamó Pangea (del griego pan, “todo” y ge, “tierra”). Este continente primitivo se supone que estaría situado casi en su totalidad en el hemisferio austral actual.

El archipiélago de las Seychelles está formado por dos tipos de islas bien conocidas: las graníticas y las coralinas. De superficie muy irregular, las islas se hallan diseminadas en pequeños grupos sobre una amplia extensión que alcanza los 1.000 kilómetros de distancia entre Mahé y Aldabra.

La mayor parte de las islas graníticas se alinean alrededor de Mahé. Esta isla posee la mayor altura del archipiélago con 905 metros. Las islas de Praslin, Silhouette y Mahé presentan ondulaciones del terreno muy características.

En los salientes y acantilados las rocas graníticas son batidas por el océano de forma violenta imprimiendo un carácter muy particular a la costa, dibujada con formas espectaculares y bellas.

En las islas graníticas se agrupa la mayor parte de la población de las Seychelles, ya que en ellas las tierras son fértiles y permiten el desarrollo de la agricultura. Las grandes islas como Mahé, Praslin y La Digue son las más pobladas.

Las 40 islas graníticas se dividen en dos grupos bien distintos: el de Mahé y el de Praslin. La roca eruptiva de las islas graníticas, surgidas según la teoría de Wegener al fragmentarse la placa continental, presenta una textura granulosa grabada por el agua y el viento de mil formas, desde hace 600 millones de años. En La Digue estas rocas graníticas adquieren un tinte rosado que al ponerse o nacer el sol se acentúa dando origen a un espectáculo de mil colores.

Por lo que respecta a las islas coralinas, son las más alejadas y deshabitadas, estando ocupadas por colonias de pájaros muy numerosas. Las principales son las de Bird Island y Denis al norte, y al sur las de Almirantes, Farquhar y Aldabra. De origen reciente, se alzan escasos metros sobre el nivel del mar mostrando una vegetación exuberante fruto del guano, que fue antaño explotado por su riqueza en fosfatos.

Desde el punto de vista geológico, Seychelles aún evidencia para el observador profano su fascinante pasado, prueba irrefutable del cambiante aspecto de nuestro planeta y de la energía y poder que desarrollan las fuerzas telúricas. Afortunadamente, el hecho de que las autoridades locales hayan declarado el 46% del archipiélago como Parque Nacional, Reserva Natural o Área Protegida, permite que los viajeros puedan congratularse del privilegio de conocer en persona un auténtico y genuino paraíso terrenal originado simplemente por la acción de la Madre Naturaleza.

CLIMA

A 4 grados bajo la línea del ecuador, al sur, las Seychelles están sujetas a un clima de origen tropical marítimo, caracterizado por una alta humedad y temperaturas elevadas.

Situadas en pleno océano Índico, la influencia de los monzones es patente, dando lugar a una vegetación y una fauna características. No obstante, están fuera del radio de acción de los ciclones.

Se pueden establecer cuatro períodos en las variaciones climáticas de las islas: una estación fresca y seca denominada “invierno indio”, una estación húmeda y cálida (“verano indio”), y dos períodos intermedios. Es aquí cuando se producen los únicos cambios climáticos que originan una cierta variabilidad ambiental en virtud de los dos monzones que azotan las islas, provocando modificaciones tanto en el régimen de lluvias como en el estado del mar. Entre los meses de mayo y octubre domina el monzón del sudeste y las precipitaciones son escasas, sobre todo en julio y agosto; el mar se encuentra mucho más tranquilo y transparente, por lo que esta época del año es la más adecuada para navegar o hacer submarinismo. En los de octubre a abril domina la influencia del monzón del noroeste con abundante pluviosidad, convirtiendo enero en el mes más pluvioso del año. Entonces las islas adquieren unos colores más vivos y la abundancia de lluvias favorece las mil fragancias del bosque, el aire se refresca y la humedad se hace alta, llegando al 80% en algunas ocasiones.

No obstante, y como en cualquier país tropical, en Seychelles puede llover con violencia en cualquier momento del año. Así pues, puede diluviar durante media hora en Mahé, mientras que en Praslin luce un sol esplendoroso. De todos modos, y a pesar de la violencia con que pueden caer los chaparrones, nunca llegan al grado de torrenciales ni se aproximan lo más mínimo al nivel de catastróficos. Incluso, y en virtud de la alta temperatura media del país, los goterones pueden resultar refrescantes y nunca impiden realizar cualquier actividad propia de las islas, como navegar o bucear.

Durante cualquiera de las cuatro estaciones climáticas (aunque podemos decir que no existen estaciones propiamente dichas) la temperatura jamás es inferior a los 25º-28º C. y raramente superior a los 32º C. La humedad alcanza cotas de un 70 a un 80%. Las lluvias más abundantes se producen en las islas graníticas. Las máximas precipitaciones se producen entre diciembre y marzo.

El sol brilla una media de 7 horas diarias a lo largo de todo el año. La duración de la claridad es constante: entre 11 y 12 horas diarias. Una regularidad que tiene su explicación en la proximidad del ecuador. El sol se pone rápidamente y nace con la misma rapidez.

POBLACIÓN

La mayor parte de la población se concentra en la isla de Mahé (90% del total), la isla de mayor tamaño del archipiélago, de los que más de 30.000 están censados en Victoria, la capital del país, estando deshabitadas un total de 36 islas de las 115 que conforman el archipiélago.

En la población predominan los criollos de origen francés, aunque existen también minorías étnicas (negros, indios, malayos). Desde que se aboliera la esclavitud en 1835, Seychelles se ha ido convirtiendo poco a poco en un crisol racial donde rasgos europeos, africanos y asiáticos son visibles en la población local. De hecho, una definición popular en las islas dice que sus mujeres son sofisticadas como las francesas, exóticas como las orientales, bien educadas como las inglesas y un poco salvajes como las africanas. Evidentemente, no hay que compartir al pie de la letra esta afirmación, pero es indudable que el mestizaje y todos los beneficios que de él derivan constituyen la pauta común de la sociedad seychellois.

Un alto índice de natalidad explica el incremento paulatino de la población que en el 1992 era de 67.378 y en la actualidad casi de 100.000 habitantes, con una tasa anual de crecimiento del 1,1%, cifrando el número de menores de 15 años en casi el 40% de la población total. En 1931 había en las islas sólo 27.000 almas que en 1961 pasaron a ser 41.000, y en 1984 se convirtieron en 65.000, es decir, en 50 años se duplicó la población.

Como nexo común, la población autóctona ha desarrollado un idioma propio, el criollo, basado sobre la lengua francesa, de la que es una simplificación en cuanto a gramática y pronunciación. También, la gastronomía evidencia la mixtura de los orígenes diversos del archipiélago.

Mezcla de razas de todos los orígenes imaginables, las Seychelles dan ejemplo de pacífica convivencia. Los estallidos racistas no son raros, aunque de escasa importancia. Como resultado de la estabilidad alcanzada sucesivamente por el país a raíz de su independencia, las ligeras fricciones que la población seychellois mantenía contra los grand blancs o ricos hacendados blancos ha desaparecido por completo y huelga decir que en el presente es imperceptible cualquier tipo de resentimiento debido a reminiscencias de carácter colonial. Más al contrario, los habitantes son extremadamente gentiles y amables con todo aquél que visita su archipiélago.

Una gran parte de la población seychelliana desciende de los negros africanos traídos como esclavos en otras épocas por los colonos para trabajar en las plantaciones de copra y coco. Más tarde llegaron los chinos y los malabares (habitantes de la costa de Malabar) que al mezclarse con los negros dieron origen a esa población, predominante en las Seychelles, cuyo color de piel es de un negro claro. Los hindúes, por su parte, debido a sus creencias religiosas, evitan mezclarse con la mayoría musulmana.

Una de las características fundamentales de las gentes de Seychelles es su armonía racial y liberalismo social como producto de la condición de esclavos de sus antepasados. Este fenómeno ha derivado también en una permisividad casi utópica que se ha beneficiado doblemente por la carencia en las islas de una opresión religiosa que obligase a adoptar normas impuestas unilateralmente de carácter moral.

Como muestra de todo ello, baste mencionar que durante los años 70’ más del 50% de la población podía ser considerada oficialmente ilegítima al no considerarse el matrimonio un deber ineludible para formar una familia.

Los blancos que habitan las islas son de origen francés e inglés, llegados en los tiempos de las diferentes colonias. Pero se dice que en las Seychelles los blancos no son tan blancos, pues existen varias denominaciones populares que la imaginación popular ha dado a los blancos:

– “Grandes blancos”. Ricos terratenientes que poseen plantaciones, mansiones y gozan de una vida acomodada.

– “Blanco-coco”. Son blancos, no poseen riquezas y se ven obligados a emplearse en la plantación de un “gran blanco”.

– “Blanco mohoso” y, a veces (pocas), blanc couillon (“blanco bobo”). Blanco que, aun poseyendo una pequeña fortuna, es analfabeto, y por tanto tiene que ceder la administración de sus tierras a un negro.

LENGUA

Hay tres idiomas oficiales: el criollo, el inglés y el francés, que son hablados con absoluta fluidez por toda la población local.

El criollo o Kreol seselwa es un idioma híbrido surgido de la mezcla de diferentes lenguas, que de la metrópolis llegaron y se formaron en la colonia.

Se aplica el término criollo, básicamente, a los idiomas que se han formado sobre la base castellana, francesa, inglesa, holandesa o portuguesa, es decir, sobre las principales lenguas coloniales de la época de los descubrimientos, unidas a las habladas por comunidades africanas o indígenas de ciertos territorios originalmente coloniales. Básicamente, es una adaptación simplificada del francés que tiene su origen en el lenguaje hablado que utilizaban los esclavos para comunicarse con sus amos coloniales galos.

En las Seychelles el criollo es hablado principalmente por la comunidad negra, utilizando los blancos preferentemente el inglés y el francés, más el primero que el segundo. Sin embargo, muchos o casi todos los blancos entienden el criollo.

En las escuelas las clases se imparten en criollo después de que esta lengua fuese declarada idioma nacional el 1 de agosto de 1980. Guy Lionnet y Danielle d’Offay, para regular la escritura y lo que podríamos llamar la comprensión de este francés sintáctico han confeccionado un diccionario criollo. También se utilizan el francés y el inglés en la enseñanza, pero el francés ha ido perdiendo auge desde 1947.

El criollo de las Seychelles se habla como el francés pero realizando una liasion constante entre las palabras, con lo cual, aunque uno entienda y hable el francés, le cuesta comprenderlo. A pesar de ello, el kreol, a los que hablen francés, les resultará notablemente familiar, ya que sus términos y expresiones son adaptaciones fonéticas de aquel idioma que, como resultado, ha originado un lenguaje libre de las complicadas normas gramaticales y ortográficas galas.

Este criollo posee un 90% de palabras procedentes del francés, un 3,5% se las aporta el inglés, otro 3% procede del malgache, un 3% del francés dialectal y un 0,5% de diversos idiomas africanos, principalmente el swahili.

LAS ISLAS

LA DIGUE

– A 50 km. de Victoria (Mahé) y a 6 km. de Praslin.

– Superficie: 1.010 ha. 5 km. de largo por 3 km. de ancho.

– Altura: 333 m.

– 2.000 habitantes.

– Isla granítica.

De todas las islas graníticas que conforman el grupo interior insular de Seychelles, La Digue es quizás la que sorprende más al viajero por la curiosa sensación de intemporalidad que parece rezumar de todos sus contornos. Si amplias zonas de Mahé y Praslin parecen tranquilas y acogedoras hasta límites insospechados, es posible afirmar que la paz y quietud aún son mayores en esta maravilla de la naturaleza de tan sólo 5 km. por 3 km. de extensión que se encuentra a casi 4 km. exactos al este de Praslin.

Los seychellois denominan a los habitantes de La Digue digueois, y son considerados rústicos por los vecinos de Victoria debido a que manifiestan un pausado ritmo de vida acorde con el entorno en que la desarrollan. Sin embargo, son isleños abiertos y amables ante los visitantes, a pesar de que estos suelen llegar hasta su hogar en furtivas excursiones de una o media jornada.

Hasta hace poquísimo tiempo, en La Digue no había caminos pavimentados, por lo que la isla siempre ha carecido de un gran número de vehículos a motor. En la actualidad, las rutas principales desde La Passe, núcleo principal de la isla en su costa oeste, Grand Anse en el extremo sur, o hasta Anse Patates y Anse Banane, respectivamente situadas al norte y al oeste de la misma, han sido asfaltadas, a pesar de lo cual, en La Digue sólo circulan un par de taxis y un puñado de furgonetas. Las bicicletas, o el tradicional carro de bueyes son los medios de transporte más habituales y silenciosos que abundan en este vergel tropical.

Aparte de la inmensa tranquilidad del lugar, el principal aliciente que motiva a los viajeros a conocer La Digue son sus increíbles formaciones de granito rosado, sobre todo a lo largo de la que es considerada como la playa más fotografiada del mundo, Anse Source D’Argent, donde las rocas, gracias a la erosión de los elementos, adoptan unas formas fascinantes surgiendo de unas aguas maravillosamente claras y cuajadas de corales. Grand Anse, en el límite meridional de la isla, ofrece un paisaje más amplio y abierto al océano, respaldado por una densa vegetación tropical tachonada de ciclópeos peñascos. Y Anse Patates es una pequeña caleta al norte de La Digue que se encuentra casi oculta a pie de una suave colina y cuyas aguas son un paraíso para la práctica del snorkelling. Además, la isla también es el hogar de una de las aves más extrañas del archipiélago, el papamoscas del paraíso, y también acoge una de las especies botánicas más singulares y primitivas del territorio insular, la cycad.

Al lado del puerto, en mitad de una suave cuesta, se halla el cementerio. Las lápidas muestran los nombres de los primeros colonizadores; están alineadas marcialmente y mirando al mar como si esperaran la llegada del último barco. En dirección contraria se hallan las escasas construcciones de la isla, el antiguo fuerte, la fábrica de copra, la iglesia, algunos almacenes, la escuela, un curioso banco, etc. Cerca está la casa donde se filmó la película Goodbye Emmanuel. En la antigua fábrica de copra, las mujeres parten cocos y separan la pulpa de la cáscara con una maestría envidiable.

Más allá, siguiendo la senda, se hallan las formaciones graníticas que han hecho famosa a La Digue. Las aguas son cristalinas, poco profundas y repletas de peces que los hombres de La Digue pescan con artes tradicionales. Las grandes rocas forman un laberinto de pequeñas calas en las que tomar el sol es una delicia.

La Digue fue descubierta el 17 de junio de 1744 por Lazare Picault, quien le da el nombre de isla Rouge (isla Roja) al divisarla a la puesta del sol cuando las formaciones graníticas adquieren este color. Más tarde, en 1768, arriba a sus costas Duchemin, bajo las órdenes de Marion Dufresne, comandante de la urca La Digue, quien la rebautiza con el nombre de su barco.

Las formaciones graníticas. Los grandes bloques de granito que se mecen sobre las playas son fruto de la gran fragmentación de los continentes. Pulidos por las aguas durante millones de años, estos grandes bloques presentan estrías, hendiduras y relieves que sólo la mano de los dioses podrían esculpir. Algunos parecen guardar un difícil equilibrio sobre la playa, otros semejan la quilla de un barco varado en la playa, otros pequeñas tortugas huyendo de los turistas … Desde la cumbre granítica que culmina la isla se comprende el origen de estos bloques. Son fragmentos de la gran explosión, del gran terremoto que rompió las entrañas de la tierra y elevó la superficie de La Digue. Montañosa, sólo muestra una pequeña llanura al oeste (La Reunión, La Passe, L’Union). Una larga playa une Punta Cap Barbi con Punta Source d’Argent, varias veces interrumpida por estos bloques caídos. Dichos bloques son todo un espectáculo al ponerse el sol. Rosas, rojos, grises, mil colores acentúan el rumor de las olas y las leyendas narradas por el bonhome du bois se convierten en cuentos que ayudan a fabular sobre tan magnífico paisaje.

Cocoteros, takamakas, plátanos, mirobálanos, almendros, latanias, cubren todos los rincones vistiendo de verde esmeralda la isla. No es difícil perderse y encontrar un rincón repleto de cocoteros que hunden sus raíces en un pantano de lotos, o una ensenada solitaria en la que un pescador utiliza las más antiguas artes, o un recodo en el camino donde los niños esperan agazapados la presencia de un gecko, o una anciana, de paso cansino, que mira a su alrededor con ojos de nostalgia, mientras un chaval grita, al pasar veloz con su bicicleta: Monsieur, bienvenu à le dernier paradis!

La bicicleta permite una mayor libertad de movimientos que el carro de bueyes (la increíble velocidad de los carros tirados por bueyes es de 3 km/h.), y su circuito está establecido de antemano. Sin embargo, el calor, las cuestas y las distancias (cortas pero con algunos repechos) hacen que la bicicleta sólo esté al alcance de los más preparados físicamente.

Un camino bordea toda la costa oeste conduciendo primero a Anse L’Union, donde se halla la pequeña población y la más importante de la isla, La Reunión. Restaurantes, colmados, tiendas de souvenirs, un puesto de policía, y el pequeño puerto completan el panorama de la villa. En la isla no hay robos, ni asesinatos, ni peleas … nada de nada. Semejante calma hay en el hospital, señalizado por una discreta cruz roja. Es un edificio que recuerda los hospitales del corazón de África por su construcción, si bien no por su limpieza, que es inmaculada.

En el centro de la villa resuenan los martillos y las sierras. Los carpinteros se afanan en cortar troncos de takamaka y hacer listones con los que confeccionan barcas, una de las industrias artesanales que se mantiene floreciente en La Digue. Cada pieza de la nueva embarcación se talla enteramente a mano. Otras industrias son la pesca, la producción de vainilla, pachuli, azafrán, etc., junto con la cría de cerdos y pollos.

Mas allá se abre Anse Union, cerrada por una bella barrera de coral muy apropiada para el buceo. Hacia el sur el camino ofrece pequeñas ensenadas que nos tentarán y acabaremos dejando la bicicleta y dándonos un chapuzón. Tras pasar una gran playa, que suele estar desierta y donde los takamakas se mecen al mar, aparece el cementerio, en Cape Barbi, con lápidas que recuerda a los primeros colonos franceses que explotaron la isla hace unos doscientos años. El camino, en fuerte pendiente, va paralelo a la costa, pasa frente a un restaurante con magníficas vistas al mar, y finaliza a la altura de Anse Source d’Argent con una panorámica preciosa. Más lejos, donde la vegetación y las rocas impiden el paso por tierra, se hallan cuatro ensenadas maravillosas. La primera es Anse Pierrot, le sigue Anse aux Cèdres, siendo ambas zonas muy conocidas por los buceadores; algo más apartada queda Anse Bonnet Carré, con una playa de arena bastante grande, y finalmente se abre, ya en la punta sur de la isla, Anse Marron.

El descenso es más reconfortable y la sombra de los takamakas de nuevo nos reclamará, como a Caronte, barquero de los infiernos. Regresaremos a La Reunión y siguiendo la misma carretera pasaremos por una serie de alojamientos entre los que destaca el La Digue Lodge, cerca del antiguo fuerte de San Cloud, construido en tiempos de Napoleón y que defendió la isla de las incursiones piratas. Sin embargo, lo más llamativo de esta zona son las casas tradicionales de los colonos. Hay una buena muestra de ellas con tejados de chapa ondulada, rodeadas de vegetación, a las que se accede por caminitos estrechos.

La iglesia (construida en 1867 por los saboyanos Luciano y Teófilo) linda con la escuela y cerca están la Coconut Plantation, en el que es posible ver el proceso de elaboración de la copra; se trata de una bella casa colonial y bellas formaciones rocosas. El molino de copra está accionado por un buey. En la iglesia cada domingo se celebran los oficios religiosos que cuentan con una gran aceptación.

La ruta sigue paralela al mar hasta Anse Sévère y Anse Patates, donde una gran playa invita de nuevo al baño, aunque aquí, por las corrientes marinas, es mejor no hacerlo. Nos conformaremos con ver el paisaje que se abre ante nuestros ojos, escuchando el graznar de las aves y tomando el sol sobre la arena blanca. Anse Patates es la punta más al norte de la isla. Aún es posible seguir la carretera hasta Anse Gaulëttes, verdadero paraíso natural.

Playas situadas junto al camino nos van ofreciendo diversas ensenadas tentadoras: Anse Grosse Roche, Anse Banana y Anse Fourmis, en la que finaliza el camino apto para bicicletas. Desde Anse Sévère a Anse Gaulëttes hay abundantes conchas marinas de mil formas y colores sobre la arena, pero nos cuidaremos de recolectarlas porque está terminantemente prohibido.

Estas aguas solitarias son también hábitat del Periophthalmus, ese pez que puede vivir unos minutos fuera del agua. Sus ojos saltones le permiten una correcta visión tanto dentro como fuera del agua. El agua es de tal transparencia que permite observar el fondo marino hasta varios metros de profundidad, descubriéndonos un mundo fantástico en el que peces de toda la gama de colores nadan apaciblemente.

Después, un sendero conduce hasta las inmediaciones de Anse Caiman, a la cual es posible acceder por otro sendero que parte a la izquierda. Si seguimos caminando llegaremos a Anse Cocos, Punta Turcy y Punta Ma Flore.

Anse Petite y Grande Anse son dos de las más importantes de la isla. Más al sur están Anse Songe, Grande L’Anse y Anse Marron, que completa el perímetro de la isla.

Otra posibilidad para conocer la isla es tomar las rutas del interior. Tres senderos permiten conocer la zona montañosa, tan interesante como la costera. Desde La Reunión una carretera sale en dirección este para adentrarse en La Digue Veuve Special Reserve (Black Paradise Flycatcher Reserve) o Reserva del Papamoscas del Paraíso, una zona de abundante vegetación y aves decretada reserva integral. Allí viven algunas aves autóctonas como la “viuda de las Seychelles”, una de las aves endémicas más raras y curiosas del archipiélago, con una cresta desmesurada teniendo en cuenta la talla del pájaro. La especie está en vías de desaparición. La reserva fue creada en 1981 bajo los auspicios de la Royal Society for Nature Conservation. Este mini parque dedicado en exclusividad a la protección y conservación de tan apreciado animal, permanece abierto a diario entre las 8.00 y las 16.00 horas. La entrada es gratuita. El recinto, en realidad un frondoso bosque repleto de árboles takamaka y badamier, fue convertido en reserva gracias a la perseverancia y el aporte económico de Sir Christopher Cadbury (benefactor, igualmente, de la isla de Aride) y Tony Beamish. El proyecto para la protección del papamoscas ha constituido un rotundo éxito y, en la actualidad, este pájaro, considerado prácticamente extinguido hace pocos años, ha rebasado ya el centenar de ejemplares en La Digue, por lo que se prevé que en los años subsiguientes su presencia continuará aumentando. No obstante, observar una de estas extrañas aves continúa resultando difícil y depende más de la suerte que de la habilidad para presuponer el lugar donde puede encontrarse. El camino recientemente pavimentado que discurre entre Anse Reunion y Grand Anse pasa a través del límite septentrional de la reserva, por lo que se puede efectuar un cómodo alto en la misma de camino a una u otra playa.

La senda sigue hasta Roche Bois para finalizar pasada La Retraite, a la altura de Grande Anse. La tercera senda o camino sale de La Passe, después del Choppy’s Bungalows, y se encarama en una amplia curva hacia a cumbre de la isla alcanzando Belle Vue, nombre que no merece comentario. Varias sendas, no aptas para bicicletas, suben hasta el llamado Nid D’Aigles y Cap Bayard.

L’Union State (Union Plantation Reserve). Esta antigua plantación de palmeras cocoteras y vainilla aún mantiene operativa su factoría para el proceso de la copra diariamente entre las 7.00 y las 15.00 horas. El acceso al recinto de L’Union State, localizado al sur de Anse Reunion y del La Digue Island Lodge, en primera línea de costa, conlleva el pago de una pequeña tarifa, inexcusable por otro lado, ya que se debe atravesar por este lugar para acceder a la mundialmente conocida y maravillosa Anse Source D’Argent, que se encuentra en el extremo meridional de la plantación. En los terrenos de la misma se halla, a mano derecha del camino, un bonito y pintoresco cementerio colonial, donde reposan los restos de los primeros franceses que se establecieron en la isla. Más adelante, la senda desemboca en el antiguo molino para el prensado de la copra, accionado como en el pasado por el cansino empeño de un buey que gira continuamente alrededor de la muela bajo la que se deposita la carne de coco. Una vez rebasado el molino, y siguiendo el sendero, se cruza ante un amplio terrario ocupado por tortugas gigantes. A espaldas de la pared rocosa que delimita el área acotada se encuentra la residencia oficial del Presidente de la República de Seychelles. Debido a ello, L’Union State también cuenta con una State Guest House, para alojar a los invitados oficiales del gobierno. Si se desea, pueden alquilarse caballos por horas en la plantación para cabalgar por sus idílicos alrededores, sobre todo aquellos próximos a la fascinante Anse Source D’Argent.

Carros de bueyes. Los tradicionales ox carts o carros de bueyes son un medio de transporte típico y único de La Digue. Tal y como puede imaginarse, se trata de una pequeña carreta, con capacidad para cuatro o seis personas de la que tira un solo buey, que es conducido por un pastor que camina a su lado. En la actualidad, los pocos ox carts que subsisten en la isla están dedicados exclusivamente a la explotación turística. De hecho, los carros que esperan a los visitantes frente al muelle del ferry de La Passe están concertados con compañías de Mahé y Praslin para transportar a los integrantes de una excursión pactada a La Digue, que normalmente suele recorrer Anse Reunion y Anse Union hasta desembocar en la famosa plantación L’Union State desde donde se accede a la conocidísima Anse Source D’Argent. Lógicamente, los bueyes sólo caminan por trazados muy definidos, que en la actualidad se encuentran totalmente pavimentados. La empresa Michelin es la responsable del mantenimiento de este tradicional medio de transporte que, en caso de haber espacio libre por falta de turistas concertados, también admiten viajeros ocasionales en sus carros tanto para carreras cortas hasta el La Digue Island Lodge, como para realizar excursiones por todos los contornos accesibles de la isla. El precio por este servicio se mantiene alrededor de las 300 Rs por entre dos y cuatro horas de paseo.

FÉLICITÉ

– Situación: a 55 km. de Victoria (Mahé) y 3 km. al noreste de La Digue.

– Superficie: 268 ha.

– Altura: 231 metros.

– Habitantes: 12.

– Isla granítica.

Los accesos se realizan desde las islas vecinas. Desde La Digue, por ejemplo, hay barcas que cubren el servicio de forma irregular. Si estamos interesados en ir a Félicité lo mejor es contratar los servicios de un pescador.

A poco más de 3 kilómetros al nordeste de La Digue, Félicité es una isla montañosa y agreste que en su totalidad es ofrecida a potenciales clientes como hotel exclusivo para disfrutar de unas vacaciones exclusivamente íntimas y repletas de todos los servicios inimaginables.

Regentada por el establecimiento de La Digue Island Lodge, esta isla obliga a sus clientes a alquilarla por completo por una estancia mínima de tres días en una o dos magníficas casas coloniales totalmente remodeladas y bajo régimen de pensión completa incluyendo los traslados interinsulares en barco, un yate siempre a disposición de los huéspedes, equipamiento para la práctica del snorkelling y una plantilla de empleados volcada en el bienestar de los visitantes.

Los dos alojamientos, con capacidad máxima para cuatro personas cada uno, se encuentran junto a la playa de La Penice, al norte de Félicité. Desde allí se obtienen estupendas vistas de Île aux Cocos, que es probablemente el mejor enclave de todas las islas internas para bucear con escafandra autónoma. Sin necesidad de desplazarse hasta allí, en las inmediaciones de La Penice también se puede disfrutar de un snorkelling de calidad. Por último, Félicité también es un puerto ideal desde el que iniciar navegaciones de placer o pesca, tanto menor como de altura.

Propiedad del señor Cauvin, sus recursos naturales, en los que se emplean sus doce habitantes, son la pesca, la copra y la agricultura. Sin embargo, los amantes de las playas se llevarán una desagradable sorpresa ya que éstas casi no existen en Félicité. ¿Motivo?, la barrera de coral que cierra la isla evitando el aporte de arenas por las corrientes marinas. Esta misma barrera dificulta su acceso.

En 1875 los ingleses deportaron a la isla al sultán de Pérak (Malasia), Abdullah Khan, después de que éste asesinase al representante inglés, Andrew Clarks. El sultán llegó vía Mahé escoltado por dos oficiales quienes le dejaron al cuidado de los escasos habitantes.

Algunas sendas permiten recorrer una parte de la isla, siendo lo más aconsejable ascender al monte Félicité (a 231 metros de altitud) para contemplar una vista que abarca todo el grupo de islas vecinas. Al norte se emplazan las islas de La Fouché, Cocos y Platte, verdaderas reservas marinas de fauna. Algo más lejos, si el día es claro, es posible observar Petite Soeur y Grand Soeur; al este Marianne y al sur La Digue. Una visión difícil de olvidar en un paraje de los más solitarios del planeta.

COCOS ISLAND (ÎLE AUX COCOS)

– Situación: a 55 km. de Victoria (Mahé).

– Superficie: 2 ha.

– Isla granítica.

Este pequeño e idílico islote al norte de Félicité alberga un soberbio ecosistema submarino que le convierte en un lugar privilegiado para la práctica del snorkelling o el buceo. Cantidades enormes de peces tropicales, tortugas marinas y campos grandiosos de coral se extienden bajo la superficie.

Sin embargo, Cocos Island ha sufrido un brutal deterioro debido al anclaje indiscriminado de multitud de barcos que navegaban hasta este lugar para contemplar sus maravillas subacuáticas. El destrozo de los corales alcanzó tal nivel que el gobierno de Seychelles “cerró” oficialmente el islote en 1987.

En la actualidad, las visitas vuelven a estar permitidas, preferentemente como un alto más de una singladura ofrecida por varias compañías turísticas que se basa principalmente en el paso por las cercanas Sisters (Grand et Petite Soeur).

Si se bucea con tuba alrededor de Cocos Island hay que evitar acercarse mucho al farallón granítico para evitar ser golpeado contra él por las olas. Del mismo modo, en numerosas zonas próximas a las rocas el fondo se halla muy cerca de la superficie, por lo que conviene ser prudente para no posar los pies sobre el mismo, lo que no sólo daña enormemente el ecosistema, sino que además puede provocar al bañista profundos y dolorosos cortes en sus extremidades.

SISTERS ISLANDS (GRAND ET PETITE SŒUR)

– Situación: a 60 km. de Victoria (Mahé).

– Superficie: 84 ha (Grand Soeur) y 34 ha. (Petite Soeur).

– Islas graníticas.

Aún más al norte del islote de Cocos, al nordeste de La Digue, y justo a oriente de Curieuse, casi a su misma latitud, se encuentran las paradisíacas y poco visitadas Sisters Islands. La más occidental de ambas, Petite Soeur, o Hermana menor, está deshabitada y muestra un aspecto absolutamente salvaje y tropical, con una vegetación que tapiza toda su superficie y de la que emergen grandiosos bloques graníticos entre los que destaca en su costa oeste por su caprichosa la roca conocida como el dinosaurio. No está permitido desembarcar en Petite Soeur, reservándose el atraque para la isla oriental o Grand Soeur, la Hermana mayor, donde vive una reducidísima comunidad de pescadores ante la playa occidental, que está bien resguardada por una barrera coralina que impide la llegada hasta la orilla de cualquier embarcación medianamente grande.

Este lugar es absolutamente fascinante para la práctica del snorkelling, pues enormes bancos de peces de las más variadas especies tropicales medran en estas aguas.

Al otro lado de Grand Soeur se encuentra una segunda playa, la Anse oriental, a la que se accede a través de un hermoso, increíble y magnífico paseo que atraviesa un paisaje que constituye el sueño de más de un bañista playero cansado de la incomodidad de la arena: una enorme franja de terreno totalmente cubierta de hierba y repleta de enormes cocoteros que proporcionan sombras acogedoras en los alrededores. La alfombra vegetal llega hasta escasos 15 metros de la orilla, ofreciendo un espectáculo natural de belleza inenarrable.

Una recomendación encarecida: si se decide descansar tumbado sobre la hierba hay que comprobar que sobre nuestras cabezas no se encuentra la copa de ningún cocotero, ya que sus frutos, con un peso que fácilmente puede alcanzar cinco o más kilos, pueden provocar un serio disgusto si caen sobre alguien desde 20 ó 30 metros de altura. Y que caen a menudo es algo que se puede comprobar habitualmente en cualquier palmeral.

PRASLIN

– A 45 km. de Victoria (Mahé), 1,6 km. de Curieuse, 6 km. de La Digue, 8 km. de Aride y 15 km. de Félicité.

– Superficie: 2.756 ha. 11 km. de largo por 4 km. de ancho.

– Altura: 367 m.

– 4.943 habitantes.

– Isla granítica.

– Segunda isla en extensión y población después de Mahé.

Un viaje a las Seychelles debe incluir forzosamente Praslin; de no ser así, el viajero dejará de lado una de las bellezas más recónditas que aún perviven para suerte de los pocos que cada año sienten en su piel la caricia del Índico. No en vano, cuando el comandante Cousteau visitó la isla la bautizó como “El archipiélago sonriente”.

A pesar de tener unas dimensiones modestas, Praslin es la segunda isla más grande de Seychelles en virtud de su tamaño, y soporta también el segundo mayor número de habitantes después de Mahé. Sus casi 5.000 habitantes se dedican exclusivamente a las tres posibilidades que ofrece su aislamiento insular: pesca, agricultura y, sobre todo, turismo.

Hoy en día, la práctica totalidad de los visitantes de Seychelles dedican al menos una jornada de su estancia a conocer esta isla, donde se puede disfrutar de una tranquilidad y un sosiego indescriptible ante parajes de una belleza cautivadora y salvaje donde la intimidad se erige en principal característica. Pero no sólo el Valle de Mai, declarado en 1984 por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad atrae a los viajeros hasta este lugar. Muchas de sus playas, y especialmente entre ellas Anse Lazio, considerada como una de las más hermosas del mundo, justifican el paso por esta maravilla de la naturaleza llamada Praslin, que, simultáneamente, sirve como campamento base para visitar algunos otros paraísos marinos del archipiélago, como las cercanas islas de Curieuse, Cousin, el islote de St. Pierre y, sobre todo, ese idílico paisaje insular donde se ensalzan los sentidos ante la simple visión de sus contornos: La Digue.

El cinturón de coral. Praslin, al igual que otras muchas islas, está cerrada por un cinturón de coral que durante siglos ha dificultado la navegación por esta agua y, principalmente, dificultó en un tiempo pasado la exploración de la isla. Hoy este antiguo escollo del pasado se ha convertido en uno de los principales atractivos turísticos de la isla. Bastará disponer de unas gafas de buceo para descubrir uno de los paisajes submarinos más importantes del planeta. Bahía Pasquières y Anse Volbert, al norte de la isla, Grand Anse y Bahía Sainte-Anne, al sur, forman los únicos puertos naturales de Praslin, que sirvieron en otros tiempos de puertos para barcos de pequeño calado. El cinturón de coral que cierra la isla solamente permite el paso por puntos muy concretos y de escasa anchura. Desde tiempos remotos los más conocidos son: Passe Cousin, Passe Mathiot y Passe l’Endormi. Los marinos de estas aguas son expertos en la navegación por estos estrechos y casi con los ojos cerrados los encuentran incluso en condiciones de mala mar. Este cinturón obliga a que tanto pasajeros como mercancías, que llegan desde Mahé por vía marítima, tengan que abandonar el ferry Lady Esmé y ser trasladados a barcas de poco calado para llegar a tierra.

El maravilloso valle de Mai. Se encuentra en el corazón de la isla, en mitad de la carretera que une Grand Anse con Baie Ste. Anne. Abre a diario de 8,00 a 17,30 horas. Entrada previo pago. Con sus 19,5 ha de extensión, el Valle de Mai es uno de los lugares más pequeños del mundo que gozan del privilegio de ser Patrimonio de la Humanidad. El valle de Mai es una de las joyas de la naturaleza que se conservan en la Tierra, cada día más castigada por la contaminación, el agujero en la capa de ozono y los residuos arrojados al mar. Es por ello uno de los itinerarios obligados si se visita la isla. En el interior del valle el hombre reencuentra una naturaleza en su estado más puro. Todo respira quietud y silencio, solamente rotos por el canto de los pájaros o el rumor del viento que agita las grandes ramas de los cocoteros. Dos características fundamentales otorgan a esta reserva el rango de única en su género: en primer lugar, se trata de un bosque absolutamente primitivo que apenas ha variado desde hace cientos de millones de años, cuando las islas Seychelles formaban parte del supercontinente Gondwanaland, que agrupa a África, Madagascar y la India, antes de que estas últimas se separasen e iniciaran la deriva continental hacia oriente y el archipiélago quedara rezagado cerca de su ubicación original. A raíz de este aislamiento forzoso, la masa boscosa de Praslin ha evolucionado al margen de interferencias externas, por lo que sus especies animales y botánicas, como el coco de mer, han permanecido inalteradas convirtiéndose en endémicas dentro de su pequeña área de desarrollo. Es precisamente el coco de mer la especie vegetal que mayor fama ha aportado al Valle de Mai, a Praslin y, por ende, a Seychelles. La palmera que origina este curioso fruto en versiones masculina (con silueta de falo) o femenina (nuez con forma de pelvis de mujer) sólo crece en esta isla y, en menor medida, en Curieuse y Silhouette. Su vida y maduración es longeva, generando los primeros cocos al cabo de 25 años. Sin embargo, el árbol en sí puede subsistir hasta un milenio. En el Parque Nacional pueden contemplarse ejemplares de 30 metros de altura y una edad superior a los ocho siglos. Las nueces con forma femenina, que tardan 7 años en madurar, alcanzan un tamaño enorme, con un peso que a menudo llega hasta los 20 kg. Hoy en día, en Valle de Mai hay más de 4.000 palmeras productoras de coco de mer, entre árboles de latania, diversas especies de pandanos, filodendros y arbustos de vainilla. Entre la fauna autóctona del área protegida destacan el murciélago de la fruta, dos variedades de geckos, la rana arbórea, el caracol de Praslin, el cernícalo, el pichón azulado, y el ave más extraña del archipiélago: el loro negro. Hay que pasear intentando hacer el menor ruido posible para no asustar a la gran cantidad de animales que habitan el valle y cuya observación solamente es posible en Praslin.

El valle de Mai es el núcleo central del parque nacional del mismo nombre, compuesto por una zona forestal de accidentado relieve que se alza en el corazón de la isla. Hasta 1930 el valle de Mai se conservó en su estado natural, es decir, sin que la mano del hombre alterase en nada su ecosistema primitivo. Varios exploradores habían recorrido el valle arrancando de él especias y cocos de mar, pero sin que su presión sobre el ecosistema fuese lo suficientemente importante para deteriorarlo.

Es con la fuerte colonización de los años 30 que el valle se convierte en fuente de suministro de madera para la construcción y para alimentar los hogares de las nuevas casas, con lo cual sufre la primera agresión importante de su historia. En esta época desaparecen algunas especies vegetales y animales sin que se hayan podido precisar cuántas ni cuáles ante la falta de estudios previos. Hacia finales de los años 30 el valle es destinado a plantaciones de café por sus condiciones climáticas; más tarde, una mente poco acertada, decidió cultivar plantas ornamentales con la brillante idea de embellecerlo y convertir el lugar en un jardín botánico. En 1948 el Estado decide, con buen criterio, adquirir el valle para evitar su total destrucción. Comienza la recuperación con la repoblación de sus especies autóctonas. La labor conservacionista y reestructuradora del antiguo entorno ecológico culminó en 1966 con la creación de la Reserva Natural que permanece hasta nuestros días. Esta recuperación sigue en la actualidad bajo la atenta vigilancia de expertos en botánica de la Fundación de las Seychelles y del Servicio de Conservación, el Departamento de Medio Ambiente del gobierno de las Seychelles.

Para visitar el valle hay que sacar una entrada en la caseta que hay al pie de la carretera. Allí nos facilitarán un folleto escrito por John Proctor, en el que figuran todos y cada uno de los puntos de interés. El sendero recorre aquellas partes del valle que tienen un mayor interés faunístico y botánico. Debe tenerse en cuenta que está prohibido fumar para evitar incendios. También se ruega, en carteles dispuestos a este fin, no arrancar plantas o molestar a los animales. El sendero parte justo al lado de la caseta de entrada y su recorrido, si se lleva prisa, dura una media hora; si por el contrario disponemos de tiempo, podemos optar por el recorrido largo que suele durar unas dos horas. Los senderos están bien indicados sin que exista la posibilidad de perderse siempre y cuando no se abandonen. Deberemos ir provistos de un buen calzado y del pequeño mapa que nos facilitarán a la entrada, el cual es muy útil a la hora de decidir qué sendero tomar.

Un sistema de numeración permite conocer cada uno de los ecosistemas o ejemplares de plantas. La observación de la naturaleza se inicia en la misma entrada donde se alzan varios cocos de mar y algunas plantas parasol o paraguas (Pandanus hornei); también allí encontraremos varios mapas del valle de Mai y de Praslin.

En el número uno observaremos un gran Artocarpus heterophyllus, originario de Asia. Se trata de una de las muchas plantas exóticas (ajenas a la flora autóctona del valle) que crecen en las Seychelles. El sendero transcurre a lo largo de unos 26 metros, hasta alcanzar un roquedal en cuya linde se observa una Dillenia ferruginea, cuyo tronco se halla cubierto de Philodendron.

En el número dos están los principales cocos de mar, de los que se asegura que tienen entre 700 y 1.000 años de antigüedad, lo cual les convierte en contemporáneos de los árabes que llegaron a las islas en los siglos IX-X. En la pendiente situada a la izquierda observaremos ejemplares jóvenes de cocos de mar cuya edad ronda los 50 años. Justo al otro lado se halla un coco de mar cuyo tronco alcanza los 10 metros de altura y cuya edad se estima en 200 años.

El número tres nos muestra un viejo coco de mar en la intersección de caminos. En 1938 existía en este lugar una casa colonial a cuya linde crecían abundantes plantas exóticas cultivadas por sus moradores. Seguiremos el recorrido descendiendo por las escaleras.

Llegaremos así al número cuatro donde observaremos un ylang (Cananga odorata) originario de las Islas Orientales. Tras dejar este sector entraremos en una parte del valle poblada por un pequeño bosque de palmeras.

El número cinco nos ofrece la posibilidad de contemplar cinco de las seis especies de palmeras autóctonas de las islas y tres de las cuatro vacoas igualmente autóctonas de las Seychelles. En el pequeño riachuelo que corre por el sector es posible observar camarones (Macrobachium lar) y algunos cangrejos de agua dulce, de cuerpo casi transparente.

El número seis nos muestra un bosque de Canthium bibracteatum y un gran Peltophorum (originario de la India). Cruzando el puente que sobrepasa el torrente observaremos ejemplares de Cyrtostachys renda (originario de Malasia) y varias cañas de bambú (autóctonas de Asia). Otras plantas exóticas foráneas a la vegetación de las Seychelles se observan en la plantación de 1938. Entre estas plantas cabe citar la Dieffenbachia seguine, originaria de América del Sur, cuya savia es tóxica y puede producir parálisis en los músculos de la cara y la garganta. Se cuenta en los medios rurales de las Seychelles que esta planta se importó para castigar con su veneno a los esclavos rebeldes. Un mirador permite contemplar una vista panorámica del valle de Mai con sus bosques y pendientes graníticas. La isla de Silhouette es visible en el horizonte los días claros.

El número seis, pero en dirección contraria a la anterior (también número seis), nos ofrece uno de los más espectaculares bloques graníticos de la isla. El granito es el material más antiguo de las Seychelles, posiblemente del precámbrico (650 millones de años). Cerca se alzan dos cocos de mar hembras que sobrepasan el siglo de vida. A lo largo de unos 150 metros se cruza el más denso bosque de cocos de mar de la isla y, por la misma razón, del mundo.

El número siete, si caminamos hacia la derecha, descendiendo los peldaños, nos devuelve por el camino central hacia la entrada. Si por el contrario caminamos hacia la izquierda, subiendo la escalera, conduce por el camino que rodea el parque.

El número ocho muestra un espeso bosque de cocos de mar en un paraje recorrido por un torrente y sombreado por ejemplares viejos de Magnifera indica. En este sector, y en dirección al número siete, se alzan varios árboles frutales introducidos en 1938, entre los que destacan cacaos (Theobroma cacao), ceibos (Delonix regia), árboles de pan (Artocarpus Atilio) y varios grupos de ananas. A la derecha se alza el cocotero más grande del valle. Su tronco mide cerca de 31 metros (la medición se hizo en 1968).

El número nueve muestra un elegante ejemplar de Northea hornei. En criollo se llama capuchino, por la semejanza del grano con la caperuza de un fraile capuchino. Más serio es el nombre científico que hace mención de Marianne North, una intrépida viajera del siglo XIX, aficionada a la botánica, que hizo mucho por el desarrollo y conocimiento de la flora de Mauricio y las Seychelles.

El número diez muestra los efectos de la erosión. La frágil capa de humus que da vida a la selva tropical, cuando los árboles son talados, desaparece rápidamente al recibir los rayos de sol directamente, y entonces el granito aflora dejando un clavero estéril. Sobre estas rocas desnudas es posible que contemplemos a una especie común de lagarto (Cabuya seychelliensis).

El número once conserva el último reducto del denominado “bosque rojo”, típico de las vertientes secas no alteradas de Praslin. La sombra que genera este bosque permite el desarrollo del humus que servirá para fijar otras plantas.

El número doce muestra un grupo de cocos de mar bastante jóvenes, y es un punto muy indicado para observar el gran gecko (Aeluronyx seychellensis), sobre las hojas secas; también habita este sector el camaleón (Chamaleo tigres), que al igual que el gecko es un animal autóctono de las islas.

El número trece nos lleva (tomando la bifurcación de la derecha y descendiendo por el camino de los cedros) a un grupo e jóvenes cocos de mar, y a un bello ejemplar de Casuarina equisetifolia.

El número catorce pasa sobre un puente que cruza un pequeño riachuelo en muchas ocasiones seco. Aquí veremos los últimos ejemplares de vainilla que crecen en Praslin después de que una epidemia de hongos destruyera las plantaciones.

El número quince muestra una zona desnuda que hace años fue repoblada con árboles procedentes de Sudamérica (Tabebuia pallida) bien adaptados a los suelos degradados de Mai.

El número dieciséis se le conoce también como el estanque de los nenúfares. Cuenta con algunas de las más exóticas plantas de agua dulce que pueblan las Seychelles. En este estanque habitan las ranas verdes de los árboles (Megalixalus seychellensis).

En el número diecisiete veremos una latania y una vainilla encaramada en el tronco de un coco de mar.

El número dieciocho muestra algunos cocos de mar y nos conduce directamente a la salida por el sendero central.

Al abandonar el valle de Mai, siguiendo la carretera en su descenso, no lejos, hallaremos la cascada más grande de la isla, y que en años de aguas abundantes ruge por la ladera de la montaña entre los bloques de granito. Si dejamos el coche en la cuneta y nos adentramos en la espesura del bosque alcanzaremos casi la base de la cascada desde donde se obtiene la mejor fotografía. Entre los pájaros que podemos observar en el valle destacan los colibríes, el pequeño loro denominado en el lugar perroquet (Coracopis nigra barklyi), el bulbul (Hypsipetes crassirostris) y la viuda de las Seychelles (Terpsiphone corvina).

ST. PIERRE ISLET

– Situación: a 51 km. de Victoria (Mahé).

– Superficie: 0,5 ha.

– Isla granítica.

El islote de St. Pierre es una pequeña acumulación de rocas graníticas coronadas por un puñado de palmeras que se encuentra frente a Côte d’Or, a poco más de un kilómetro mar adentro desde la Chauve Souris Island. Es de las islas menos visitadas. En ella crecen algunos cocoteros que hacen sombra a las abundantes formaciones graníticas que configuran su costa. St. Pierre es uno de los mejores lugares de Seychelles para la práctica del buceo y del snorkelling, tanto para aquéllos que poseen experiencia en este deporte como para los que se están iniciando en el mismo. La abundancia de vida submarina alrededor de este recoleto promontorio es fascinante. Los corales y los peces tropicales rodean por todas partes al buceador. No obstante, para aquel que lo prefiera, también es posible descansar tumbado al sol sobre la reducida playa del islote, desde donde se contempla una magnífica vista de la costa oriental de Praslin.

La mayoría de excursiones turísticas que parten desde Anse Volbert con destino a las cercanas Curieuse y Cousin incluyen en su programa un alto en St. Pierre como epílogo a una jornada dedicada al disfrute de la riqueza botánica y la ornitología de las mencionadas islas.

CURIEUSE

– Situación: a 52 km. de Victoria (Mahé) y 1 km. de Anse Boudin (al norte de Praslin).

– Superficie: 286 ha. (3 km. de largo por 1,6 km. de ancho).

– Altura: 172 metros.

– Habitantes: solamente está habitada por el guardián y su familia.

– Isla granítica.

Existen escasas posibilidades de acceder en barca desde Praslin, pero se puede aprovechar la barca de suministros que una o dos veces a la semana se acerca a Curieuse. La proximidad de Praslin hace que sea factible también contratar una barca de pesca para acceder a la isla. El precio será barato. Hay viajes organizados (sin regularidad) por la Indian Ocean Fishing Club, en Grand Anse (Praslin).

Con tan sólo 3 km. de largo por 1,6 km. de ancho, Curieuse es una de las más grandes entre las más pequeñas islas de Seychelles. En la actualidad, tanto sus zonas terrestres como marítimas constituyen un Parque Nacional que ocupa una extensión de unos 14 km2, que abarca inclusive el canal que separa la isla de Anse Boudin en Praslin.

Curieuse parece la pieza perdida de un puzzle que encaja perfectamente entre la Punta Chevalier y Punta Zanguilles, al norte de Praslin, de la que la separa un estrecho brazo de 2 km. escasos. Estas piezas tan perfectas del puzzle (si disponemos de un mapa es fácil comprobarlo) hacen pensar que la teoría de la deriva de los continentes de Wegener, que intenta demostrar la formación de estas islas, no es tan descabellada como algunos afirman.

Un paseo por esta isla resultará del todo gratificante por la soledad de sus playas en las que los takamaka se mecen hasta rozar con sus inclinadas ramas el agua, ofreciendo una sombra agradecida en la que cobijarse del intenso sol. Abandonada en la actualidad, fue en otros tiempos un núcleo de población importante que incluso tenía su propio médico.

En 1833 la isla fue reconvertida por el gobierno en lazareto o leprosería, para acoger al más de un centenar de enfermos de la isla Mauricio, actividad que se mantuvo hasta 1965. Un médico de Praslin y La Digue les visitaba periódicamente. Unos años más tarde, los leprosos son transferidos a dos islas: a la de Ronde (Praslin) los hombres y a la de Praslin (Mahé), las mujeres. En 1937 la leprosería de Curieuse es abierta de nuevo ante el temor al contagio de los habitantes de Mahé y Praslin. Los leprosos, reagrupados en dos aldeas (una para hombres y otra para mujeres) en Anse Saint Joseph (al sur de la isla), vivían en casas de piedra cerca de la mansión del médico de Praslin que venía una vez a la semana para atenderles. Algo más lejos se encuentra la capilla construida por el padre Exupère, con el fin de dar consuelo espiritual a los enfermos. Los avances de la medicina fueron reduciendo el número de leprosos, y en 1965 los pocos que quedaban fueron trasladados a Anse Boileau, en Mahé. Hoy en día la lepra ha desaparecido en las Seychelles.

La lepra o enfermedad de san Lázaro, llegó a las Seychelles procedente de la India con los intercambios comerciales. Durante siglos, los leprosos han estado condenados a vivir al margen de la sociedad, privados de la mayoría de los derechos de los seres humanos, consecuencia del terror que infundía la enfermedad. Ello explica que intentaran ocultar su enfermedad y que siempre haya resultado prácticamente imposible conocer con exactitud el número real de enfermos. Erradicada de las Seychelles en 1965, fue en la antigüedad una de las principales causas de mortandad y el aislamiento de los afectados se consideró primordial para la reducción de la enfermedad. Lazaretos como el de isla Curieuse fueron frecuentes aunque no abundantes, ya que la población de las islas fue siempre escasa. Hoy, los viejos vestigios de los lazaretos nos recuerdan el pasado tormentoso y las dificultades sanitarias que tenían que soportar quienes vivían en las colonias. Las ruinas del antiguo leprosario aún pueden visitarse, así como la magnífica Casa del Doctor que, construida en un purísimo estilo criollo, ha sido declarada Monumento Nacional.

Tras abandonar la isla los leprosos, fue alquilada al señor Chenard, quien construyó un recinto para la cría de tortugas marinas bajo los auspicios de la Sociedad Zoológica de Londres. Los únicos habitantes de Curieuse viven en Fond Blanc, en el extremo norte de Laraie Bay, muy cerca del moderno centro de reintroducción de tortugas gigantes terrestres (unas 250) que han sido trasladadas hasta este lugar procedentes del atolón de Aldabra, su lugar de origen.

Debido a que toda la isla disfruta de consideración de Parque Nacional, las caminatas a lo largo de su extensión se efectúan bajo la supervisión de un guardia forestal, que se encarga de explicar a los excursionistas las características principales de Curieuse. El visitante deberá, además de interesarse por las tortugas, hacerlo por los restos calcinados de la vieja leprosería y la casa del médico, que el gobierno tiene la intención de restaurar y convertir en un hotel de lujo para el turismo exigente. Buena idea, pues aunque la isla, tras el incendio de 1771, perdió para siempre los cocos de mar, el resto de la vegetación abunda y las pequeñas calas son un buen lugar para el reposo. La zona de estrecho que la separa de Praslin es el Curieuse Marine Nacional Park, que abarca los límites de la Bahía Curieuse. Ya tierra adentro, podemos optar por varios senderos que nos llevarán a playas de ensueño. Uno de estos senderos cruza la isla en diagonal desde Anse Badamier a Bahía Laraie, donde se halla el Turtle Pont. Esta senda enlaza con la que conduce a Anse Saint Joseph, con algunas de las ruinas apuntadas, y un cementerio. Más al norte queda Punta Caimant. En sentido contrario, es decir, hacia el noreste, el dominio es absolutamente de la vegetación, careciendo de sendas. Allí hay parajes accesibles desde el mar como Grand Anse o Rouge Point, que se adentra en el océano con una estrecha lengua de tierra. Hacia el sur hallaremos Anse Papaie, en cuya proximidad hay unas ruinas.

COUSIN

– Situación: a 44 km. de Victoria (Mahé), 3 kms. de Grand Anse (Praslin), 10 km. de Aride y  2,1 km. de Cousine.

– Superficie: 28,6 ha (0,8 km. de largo por 0,6 km. de ancho).

– Altura: 58 metros.

– Habitantes: 5.

– Isla granítica.

Cousin, situada al sudoeste de Praslin, frente a Anse Kerlan, y considerado uno de los mejores santuarios de aves del Índico, fue declarada Reserva Especial en 1975 como última medida de la labor conservacionista que había iniciado en este lugar el antiguo Consejo Internacional para la Preservación de las Aves al adquirir la isla en 1968 para declararla Parque ornitológico con la intención de proteger las rarísimas aves autóctonas que se hallaban en grave peligro de extinción.

El Consejo, transformado en la actualidad en la organización Birdlife International, con sede en Gran Bretaña, ha obtenido un gran éxito con su campaña, y hoy pueden contemplarse en Cousin valiosas especies recuperadas como distintas especies de fumarelas (noddies, fairies, etc.), currucas y milanas, entre otras. La isla también acoge un pequeño centro de recuperación para tortugas terrestres.

Destaquemos también entre las aves propias de la isla, la curruca de las Seychelles y el popular toc-toc. Como dato anecdótico podemos decir que antes de ser sometida a estas estrictas medidas de seguridad la isla contaba sólo con 26 currucas, situación que aventuraba su rápida desaparición. Diez años más tarde, el número de currucas había alcanzado los 400 individuos, cifra que alentó a los especialistas a seguir con sus medidas de protección. Hoy, las currucas son tan numerosas que han poblado incluso otras islas vecinas. Una vez más la acción planificada del hombre ha salvado una especie para las generaciones futuras.

La espesa vegetación que cubre la isla ha permitido este milagro de la ornitología. Sobre las ramas de los diferentes árboles y en los roquedales más abruptos anidan todo tipo de aves, cuyas deyecciones ayudan a incrementar la riqueza del suelo y, por consiguiente, a la proliferación de la vegetación. Es un círculo cerrado que se beneficia mutuamente.

Esta isla (la más pequeña de las islas graníticas de las Seychelles) ofrece al visitante la posibilidad de observar otros animales como lagartos, cangrejos, mariposas, salamanquesas, etc., además de una serie de tortugas gigantes que la habitan. Una de ellas es la legendaria George, que tiene más de cien años y que, como sus compañeras, fue trasladada desde Aldabra para repoblar la isla. En la zona de pantanos viven algunas tortugas de agua dulce.

Cousin es un ejemplo a seguir. Gracias a la administración del Consejo Internacional para la Protección de las Aves, y a la buena disposición de su propietario, el señor France Jumeau, fue posible recuperar un equilibrio ecológico perdido durante años. Por ello las medidas que en la actualidad se adoptan son muy severas, y todas las visitas son guiadas por un especialista que acompaña al grupo en todo momento.

Cousin es una isla en la que sólo se puede pasear. El baño, fumar, la recolección de conchas o huevos, el picnic, y cualquier otra actividad turística están prohibidas.

Debido a su consideración de reserva, Cousin limita a 20 personas por la mañana y 20 por la tarde el número de visitantes que pueden desembarcar a un tiempo en la isla, que debe recorrerse obligatoriamente acompañado por un guarda local, quien ayuda a los excursionistas a diferenciar unas aves de otras. En el extremo sur del parque se encuentra un bonito mirador, el punto culminante de la isla, a 58 m., desde el que se obtiene una estupenda panorámica de los alrededores. El paseo dura unas dos horas y en su transcurso se observan un gran número de aves. Si es posible, hay que intentar visitar el laboratorio que la citada entidad tiene en la isla, y que sólo utiliza unas dos o tres semanas al año para realizar diversos experimentos o campañas de anillado.

Un barco une Praslin con Cousin los días en que las visitas están autorizadas. Para acceder a la isla hay que pagar una tasa. Los días de visita suelen ser los martes, jueves y viernes.

Los submarinistas tienen en las aguas de Cousin un buen banco de buceo ya que la barrera de coral se sumerge hasta los 400 metros. Esta barrera es la que hace que sea peligroso aproximarse en barca, por lo que es necesario desembarcar a bordo de una pequeña piragua, con el consiguiente baño de pies. Para quienes estén especialmente interesados en la observación de las aves, deben tener en cuenta que la mejor época para ello es entre abril y mayo, cuando llegan a la isla más de 800.000 pájaros.

Al norte de la isla se emplaza Anse Vacoas, a cuyo frente veremos el grupo denominado Roche Canon. Al sur, más inaccesible, se hallan Anse Frégate y Anse La Chalina, cuyas aguas y playas son una delicia, pero, como ya hemos apuntado antes, las actividades lúdicas están prohibidas en ellas. Cousin puede visitarse a título único desde Praslin, o más habitualmente, como parada añadida a una navegación combinada con destino al islote de St. Pierre y la isla de Curieuse.

COUSINE

– Situación: a 44 km. de Victoria (Mahé), 2,1 km. al sudeste de Cousin y 5 km. de Grand Anse (Praslin).

– Superficie: 25,7 ha. (1 km. de largo por 0,4 km. de ancho).

– Isla granítica.

Desde Praslin salen algunas barcas hacia la isla para suministrar productos de primera necesidad a sus escasos habitantes. Los interesados en ir deben preguntar en Grand Anse (Praslin).

La pequeña isla de Cousine, al sudoeste de Cousin, pertenece a un hombre de negocios sudafricano y no admite visitas. Otra información dice que pasó a manos de tres alemanes con vocación ecologista que intentan recuperar el equilibrio zoológico perdido. Sus esfuerzos, lentamente, se ven recompensados y la vegetación empieza a recubrir la isla y con ella regresan las primeras aves, entre las que se cuenta la curruca de Seychelles. De este modo, el ecosistema de Cousine es idéntico al de Cousin, aunque menos rico y variado, tanto en flora como en fauna. Afortunadamente, desde la conversión en propiedad privada de Cousine, su dueño ha iniciado una labor de recuperación y mantenimiento de las especies endémicas.

Por su proximidad con la isla de Cousin, debería ser una importante reserva ornitológica, pero no es así. La mala administración de sus antiguos propietarios, que se dedicaban al comercio de huevos, ha esquilmado la isla convirtiéndola en un campo desolado. Además, muchos árboles fueron talados para obligar a las aves a poner sus huevos en el suelo y hacer más fácil la recolección. Cada vez las aves fueron más escasas y, finalmente, cuando desaparecieron por completo, los propietarios transformaron la isla en una plantación de cocos. Por fortuna, los cocos tampoco resultaron rentables.

Rodeada por un arrecife coralino, la navegación y acceso a la isla resultan difíciles. Sus habitantes viven de la recolección de legumbres que cultivan en una pequeña porción de terreno. Algunos senderos permiten acceder a la zona de Grand Anse, cuyas playas son las mejores.

ARIDE

– A 50 km. de Victoria (Mahé) y 8 km. de Praslin.

– Superficie: 68,3 ha. 0,6 km. de ancho por 1,6 km. de largo.

– Altura: 134 m.

– 7 habitantes.

– Isla granítica.

Aride es la isla más al norte de las graníticas de las Seychelles y una de las más importantes, después de Aldabra, por su riqueza faunística y botánica. La vegetación creció a raíz de las deyecciones de los pájaros que hoy pueblan la isla por millares.

Desde su punto culminante, Gros la Tête, se contempla todo el grupo de Mahé y Praslin, abarcando un campo visual que se pierde en el infinito.

De difícil acceso durante la época de los monzones que llegan del noroeste, las visitas a la isla sólo son factibles entre octubre y abril, y únicamente en la parte sur, siendo el resto reserva integral. Una única playa de arena, que no tiene más de 500 metros, salpicada de conchas, permite el baño entre Punta Désiré y Punta Anse.

Situada a 15 km. del noroeste de Praslin, la singladura desde ésta hasta Aride dura unos 30 minutos, aunque las fuertes mareas del entorno obligan en ocasiones a suspender las navegaciones, sobre todo en julio y agosto. Las travesías desde Praslin se organizan en Grand Anse. La isla continúa careciendo de muelle, por lo que el desembarco obliga a los excursionistas a vadear los últimos metros de playa, en bote o piragua, contribuyendo al conservacionismo del lugar. Tres remeros, bajo la dirección de un experto timonel, se acercan para recoger a los escasos visitantes que llegan a la isla a bordo del barco que cubre la línea regular con Praslin. Tras desembarcar, los recorridos por su territorio deben efectuarse acompañados por un guarda local.

Para visitar la isla es necesaria una autorización y el pago de una tasa (75 Rs), permitiéndose la visita los martes, jueves y viernes, desde el 1 de octubre al 31 de abril. Es indispensable (por comodidad), llevar un pantalón largo para evitar los mosquitos y calzar unas buenas botas. Solamente mil personas visitan cada año la isla de Aride.

La enorme riqueza ornitológica de Seychelles, probablemente la mayor y más importante de Seychelles, convenció al multimillonario del chocolate Sir Christopher Cadbury para adquirir sus terrenos en 1973 en nombre de la Royal Society for Nature Conservation. Desde entonces, el lugar goza de la consideración de Reserva Natural bajo la supervisión del gobierno seychellois. Aride le debe mucho a Cadbury, ecologista por convicción.

A pesar de que la isla tiene una extensión de tan sólo 1,5 km. de largo por 500 m. de ancho, su parte central se eleva casi a 150 m. sobre el nivel del mar, y acoge una gran variedad de aves marinas entre las que destacan las enormes fragatas, que se cuentan por millares, así como los pájaros tropicales de cola roja y algunas variedades de fumarelas. En conjunto, en Aride anidan más de un millón de aves, que ofrecen un espectáculo grandioso a los visitantes sobre todo entre los meses de mayo y octubre, que es cuando existe una mayor concentración ornitológica. Allí también puede contemplarse la famosa y rara gardenia de Wright, endémica de Aride, así como tortugas marinas efectuando sus puestas en las playas más resguardadas.

Antiguamente sólo se interesaron por la isla los buscadores de huevos, que bajo el patrocinio de los antiguos propietarios, quienes cobraban sus buenos dividendos por este negocio, lograron casi desertizar la isla. Las aves amenazadas por la constante presencia del hombre (que, además, se dedicó a talar árboles), trasladaron sus lugares de puesta hacia otras islas más tranquilas.

Tras ser adquirida por Cadbury, en 1973, se construyeron tres casas con el fin de albergar al propio señor Cadbury, a su administrador, y a un grupo de ornitólogos. De las 20 personas que en su momento de máxima población tuvo, en la actualidad sólo quedan 7, encargadas de las visitas turísticas. Las casas se agrupan en torno a la playa, en medio de un bosque de cocoteros a cuya sombra crecen otros árboles como limoneros, naranjos, plátanos, etc. Los canelos abundan en estado silvestre, así como las ananas de las que se obtiene un excelente jarabe. Los habitantes de esta isla producen su harina para consumo a partir de un tubérculo que reemplaza a la patata.

Abundan, además de las aves, los lagartos que depredan los huevos de los pájaros por cuyo motivo su número debe ser controlado. Se trata de los lagartos-caimanes, una especie que puede llegar a medir más de 20 cm. de largo, y que corretea por todos los rincones. Ponen sus huevos en cualquier lugar soleado, al amparo de la codicia de las culebras que también habitan la isla. Pero, sin lugar a dudas, la importancia ecológica reside en las aves que por millares anidan en Aride.

Tras la compra de la isla por parte el señor Cadbury, y el cese de las actividades económicas, las aves regresaron paulatinamente a sus costas, poblando hoy en día casi toda su extensión. Entre las variedades más abundantes están los fetónidos y los láridos, que configuran la colonia más importante. Acostumbrados a la presencia pacífica del hombre, se les puede fotografiar con absoluta libertad sin que las aves se asusten lo más mínimo, aunque a veces suelten algún picotazo que otro si nos acercamos demasiado.

Partiendo de la playa, un sendero estrecho se adentra hacia el centro de la isla. El viajero se siente igual que los primeros exploradores, perdido en medio de una vegetación que le engulle, entre la que sobresale el popular bois citron (Gardenia anae), que crece únicamente en Aride, después de haber desaparecido totalmente del sur de América. Cuando esta especie se daba por desaparecida, Christopher Cadbury descubrió unos ejemplares en la isla.

Este mismo sendero conduce a la cumbre de Gros la Tête a través de grandes roquedales, desde los que observaremos una vista fantástica rodeados de mapos, árboles típicos de la zona, cuyas hojas forman un manto vegetal muy fértil. Sobre nuestras cabezas revolotearán, al caer la tarde, miles de pájaros.

El descenso hacia la playa se hace rápidamente siguiendo el mismo sendero por el que habíamos subido. El camino conduce a Punta Anse (al sur), en la que durante la época del desove de las tortugas de mar podremos ver los típicos montículos de arena que señalan el emplazamiento de las puestas. Estos huevos, semejantes a pequeñas pelotas de ping-pong, son el alimento preferido de los cangrejos que tan abundantes son en estas islas y cuyas pinzas son capaces de abrir un coco. En Aride se han aclimatado tres tortugas gigantes procedentes de Aldabra con el fin de repoblar la isla.

A la búsqueda del tesoro. Fueron los piratas los primeros habitantes de estos archipiélagos, y con ellos se forjó una de las leyendas más apasionantes de todos los tiempos: la ocultación en sus costas de grandes tesoros procedentes del saqueo de los bancos reales. Aride no podía escapar a esta leyenda y parece ser que los antiguos propietarios de la isla no dudaron en dinamitar algunas rocas bajo las que se suponía se ocultaba un fabuloso botín.

Se cuenta que la búsqueda no fue infructuosa, y que siguiendo unas extrañas marcas grabadas en las rocas se llegó a un lugar donde yacía enterrado un esqueleto. El estudio de las fontanelas craneales dictaminó que era de raza africana, por lo que se supuso que se trataba de un viejo corsario y, por consiguiente, el tesoro no debía andar lejos. Se emprendieron nuevas expediciones para hallarlo, sin que se sepa, a ciencia cierta, si se encontró o no. Hay quien afirma que los propietarios de la isla dieron con un gran tesoro, pero que pusieron punto en boca para no levantar sospechas y codicias. Si no fue así, Aride conserva bajo su manto de guano y hojas uno de los tesoros perdidos, quizás para siempre, más importantes de cuantos cayeron en manos de los piratas.

Camarate doble
2.200 €

Temporada baja

Camarotes popa (Thérèse & Conception): 2.200 €

Camarotes zona media (FrégateSilhouette): 2.640 €

Camarotes proa (Cousine & Curieuse): 2.530 €

Camarote master cabin, cubierta superior (North Island): 2.970 €

Temporada alta

Camarotes popa (Thérèse & Conception): 2.350 €

Camarotes zona media (FrégateSilhouette): 2.860 €

Camarotes proa (Cousine & Curieuse): 2.970 €

Camarote master cabin, cubierta superior (North Island): 3.190 €

Condiciones de pago

El 40 % en el momento de hacer la reserva. El resto, hasta 20 días antes de la salida.

Los pagos pueden efectuarse on line, mediante pago seguro, directamente en nuestra agencia o por transferencia.

Incluye

  • 8 días / 7 noches en barco de crucero M/S Galatea en camarote escogido con baño privado y aire acondicionado.
  • Cóctel de bienvenida.
  • Régimen de pensión completa con tres comidas al día y refrigerios.
  • Té, café y agua.
  • BBQ en playa.
  • Excursiones en tierra (Praslin, Cousine, Curieuse, Mahé).
  • Visita al valle de Mai (entrada, taxi y guía).
  • Guía de snorkel.
  • Guía naturalista.
  • Kayaks, snorkel, surf, pesca y stand up paddleboard.
  • Equipo de pesca y de snorkel.
  • Artículos de aseo de cortesía.
  • Toallas de camarote, playa y plataforma.
  • Tasas de Parques Nacionales.
  • Tasas de puerto.
  • Tasa ambiental.
  • Seguro de viaje.
  • Seguro de buceo incluyendo cámara hiperbárica sin sublímite de cobertura.

No Incluye

  • Vuelos Madrid o Barcelona – Mahé en clase especial turista.
  • Traslados desde aeropuerto u hotel (25 € trayecto).
  • Soft drinks y bebidas alcohólicas.
  • Inmersiones (35 € cada una).
  • Paquete de inmersiones:180 € (6 inmersiones), 335 € (12 inmersiones) y 375 € (15 inmersiones).
  • Alquiler de equipo de buceo.
  • Cursos de buceo.
  • Alquiler de bicicletas en La Digue (10 €).
  • Gastos personales.
  • Propinas.

M/S Galatea

OBSERVACIONES A TENER EN CUENTA

**En todos nuestros precios indicamos el coste de las tasas y carburantes que, en el momento de hacer las tarifas, nos comunican las compañas aéreas.

**El itinerario está sujeto a alteraciones dependiendo de los cambios que puedan realizar las aerolíneas en sus horarios y días de alteración de vuelos.

REQUISITOS PARA VIAJAR Y BUCEAR EN LAS ISLAS SEYCHELLES

No se exige ningún tipo de vacuna obligatoria para viajar a las Islas Seychelles.
Los ciudadanos españoles no necesitan obtener visado para viajar a las Islas Seychelles.
Se requiere pasaporte en vigor, con una validez mínima de 6 meses.
Carnet o titulación de cualquier organización reconocida internacionalmente (PADI, ACUC, SSI, FEDAS/CMAS, NAUI).

Nivel de buceo advanced o similar.
Carnet o titulación de especialidades (sobre todo, Nitrox).
Es recomendable llevar el Logbook o cuaderno de buceo en el que figuren al número de inmersiones realizadas y la fecha de última inmersión.

Durante todo el año

Solicita información| Te ayudaremos a responder cualquier duda que tengas acerca de tu viaje

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