TOPOGRAFÍA DE LAS INMERSIONES EN LAS MALDIVAS

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Las islas Maldivas consisten en una extensa cadena de 26 atolones en el océano Índico que se hallan junto al extremo sudoeste de la India y a 670 km. al oeste de Sri Lanka. Las aproximadamente 1.195 islas coralinas dentro del archipiélago se elevan desde una plataforma submarina común que desciende hasta profundidades de 4.000 m. en algunos puntos. Gracias a la posición interoceánica de esta gran meseta, lejos de los efectos de la contaminación y lo estuarios cenagosos, una infinita variedad de especies marinas prosperan en este acuario natural. En este sistema de arrecifes de Maldivas existen infinitas posibilidades de buceo.

Conviene familiarizarse con una serie de términos en lengua dhivehi (la lengua de origen indoaria hablada en Maldivas) que hacen referencia a la topografía de estas inmersiones y que los escucharemos constantemente cuando vayamos a bucear a este fantástico destino:

ATHOLHU (atolón, atoll). Es la palabra con la que se define a una isla coralina, por lo general con forma de anillo más o menos circular. También se entiende como el conjunto de varias islas pequeñas que forman parte de un arrecife de coral, con una laguna interior que comunica con el mar. Los atolones se forman cuando un arrecife de coral crece alrededor de una isla volcánica, a medida que la isla se va hundiendo en el océano. Curiosamente, nuestra palabra “atolón” (y en todas las lenguas) proviene de este término del dhivehi: atholhu, އަތޮޅު

KANDU (canal o paso). El “kandu” es un canal profundo abierto entre dos islas de las que componen la corona de un atolón. Atraviesa la estructura del arrecife, uniendo las lagunas con el mar. Algunos son tan estrechos que desde un lado se puede ver el de enfrente. El agua que penetra desde el mar suele ser clara, mientras que la corriente de salida recoge materia suspendida en su recorrido hacia la abertura, lo que reduce la visibilidad. Algunos de los mejores puntos de buceo de las Maldivas se encuentran en estos canales con régimen de marea, ya que el flujo de partículas microscópicas en las corrientes de salida provoca su enriquecimiento. Para que esto sea así, los canales deben tener unas características concretas de orientación y morfología y éstas se dan casi siempre en canales entre islas del lado este de los atolones. Cuando la corriente en estos canales es entrante, es decir, de este a oeste, los canales tienen mucha vida. Son  lugares perfectos donde se puede hacer inmersiones de deriva y donde se pueden ver grandes peces pelágicos como tiburones, atunes y mantas.

THILA (bajo). Los bajos pueden ser de tres tipos. Las “thilas”, que son grandes montañas o afloramientos de coral calcificado en el fondo de un canal, representan prósperas comunidades de arrecife. Las encontramos a partir de 6 m. de profundidad y descienden hasta un máximo de 30 ó 40 m.  La “thila que está dentro de un “kandu” es generalmente el punto de buceo con la corriente más fuerte, pero también el que tiene la más interesante la vida marina.

GUIRI (bajo). Los “guiris” son el mismo tipo de formaciones que las thilas, pero se acercan más a la superficie, llegando hasta sólo 3 m.

FARU (bajo). La tercera estructura, los “farus”, sobresalen del mar independientemente de la marea.

La característica común a todas estas formaciones es que aparecen cubiertas completamente con corales blandos, existe una gran vida marina y suelen recibir la visita de tiburones, rayas, tortugas y otros pelágicos que llegan desde mar abierto atraídos por la intensa corriente de alimento.

ALBERTO QUEVEDO