EL PECIO DEL UMBRIA (ARRECIFE DE WINGATE, MAR ROJO DE SUDÁN)

HISTORIA DEL UMBRIA

El Umbria fue construido en los astilleros de Hamburgo en por la compañía Schiffswerks Reiherstieg para el gobierno argentino y empezó a navegar el 30 de Diciembre de 1911 con el nombre de SS Bahia Blanca. Estaba accionado por dos motores de vapor de seis cilindros que producían 4.300 caballos de potencia para navegar a una velocidad máxima de 14 nudos. Con una eslora de 155 m. y una manga de 18 m., se concibió como barco de pasajeros y tenía capacidad para 2.400 personas y 9.000 tn. de carga. Su principal ruta la hacía entre Europa y América, siendo uno de los principales destinos Argentina. Cuando estalló la Primera Guerra Mundial fue adquirido por el gobierno argentino y estableció su base en Buenos Aires. En el año 1935 fue requisado por el gobierno italiano y otorgada su titularidad a la Lloyd Triestino Società Anonima di Navegazione de Génova, se transformó en buque de carga, fue rebautizado con el nombre de Umbria y destinado al transporte de tropas y elementos militares. Desde ese año trasladó a gran cantidad de tropas a las distintas colonias del África oriental.

En mayo de 1940 el Umbria fue provisto de una gran carga de que comprendía, entre otros elementos, 360.000 bombas aéreas de entre 15 y 100 kgs., 60 cajas de detonadores, municiones, repuestos para automóviles, vino, harina, material de construcción y tres Fiat Lunga 1100 (versión especial “colonial” de los Fiat 1100 de 1939 pero con unas ruedas más grandes y ejes más largos) que, seguramente, iban destinados a los generales de los países ocupados). En total, todos los pertrechos totalizaban más de 8.600 tn.

El Umbria partió el 19 de Mayo de 1940 con destino a Somalia, recientemente invadida por Mussolini, para avituallar a las tropas italianas. Quizás también, en su ruta, tenía que llegar a Calcuta o Rangún, pero es posible que eso fuera una pista falsa dada por algún agente italiano para que los ingleses desconocieran sus auténticas intenciones. En ese momento, Italia aún permanecía neutral en la guerra y su misión, por tanto, era secreta debido a su inminente entrada en la contienda.

El 3 de Junio llegó a Port Said, la ciudad egipcia que daba acceso al Canal de Suez. Allí cargó 1.000 tn. de carbón y agua, en un movimiento para engañar a los aliados, tratando de parecer un carguero inofensivo. Las autoridades del puerto, controlado por la Royal Navy, permitieron que el Umbria cruzara el Mar Rojo tres días después de su llegada. Los británicos demoraron la salida de la Umbría sabiendo que la entrada de Italia en la guerra era inminente y que la carga de Umbría tenía un poder devastador que antes o después se utilizaría contra los Aliados. Pero Italia, dado que era un país neutral, tenía todo el derecho de transportar elementos militares a sus colonias. Habiendo cumplido el plazo para ser retenido, el Umbría continuó la navegación y cruzó el Canal de Suez el 6 de junio pero con la escolta muy de cerca del HMS Grimsby, de la British Royal Navy; la importancia y capacidad destructiva de la carga lo requirió. El Umbria tenía que hacer escala en la ciudad eritrea de Massawa y Assab, donde iba parte de la carga pero, poco antes de llegar, el 9 de Junio el HMS Grimsby le dio la orden de fondear en el arrecife de Wingate, frente a Port Sudan, ya que los ingleses habían sido informados por sus servicios secretos sobre la naturaleza real de la carga del Umbria. Una vez anclado, y con objeto de inspeccionarlo con el pretexto de buscar contrabando, se dirigió a el mismo el crucero acorazado neozelandés HMS Leander cuyos 22 hombres (incluido el capitán) subieron a él y se quedaron hasta la mañana siguiente. Lorenzo Muiesan, el capitán del Umbria escuchó por la radio esa misma mañana en su camarote que Italia había declarado formalmente la guerra, entraba en la contienda bélica con Alemania como aliado y a medianoche de ese mismo día comenzarían las hostilidades. Corría el 10 de Junio de 1940.

Muiesan, un capitán muy patriota y con larga experiencia, fue el único en la zona que había oído la noticia y supo inmediatamente que tanto el Umbria como la carga serían utilizadas por los Aliados contra su propio país. En un movimiento de extraordinaria inteligencia, y para que los británicos no se enteraran de sus intenciones, el capitán ordenó a su tripulación realizar una simulación de rescate. Mientras los italianos ocupaban los botes salvavidas, los principales ingenieros del barco, siguiendo las órdenes de Muiesan, abrieron todas las válvulas y hundieron el buque hasta el fondo del arrecife. Con la tripulación a salvo, los británicos sólo tuvieron tiempo de subir a su barco y observar cómo el carguero se deslizaba lentamente. Cuando el capitán del HMS Grimsby le preguntó por qué había hecho eso, Muiesan confirmó la declaración de guerra de Italia a Gran Bretaña. Al día siguiente, Muiesan y el resto de la tripulación del Umbria partieron detenidos a la India, donde pasaron cuatro años en prisión. La maniobra heroica e inteligente de Muiesan hizo que el buque y su preciosa carga se hundieran a los pocos minutos en el fondo del arrecife. Aunque la carga se podía salvar, los británicos decidieron dejar el barco hundido y no utilizarla ya que representaba un gran peligro.

Esta anécdota en la historia de la Segunda Guerra Mundial ha convertido al Umbria en uno de los más espectaculares pecios del mundo y, para algunos, en el mejor.

 

EL UMBRIA EN LA ACTUALIDAD

El pecio del Umbria está prácticamente intacto, tiene una gran visibilidad y es fácil de bucear debido a la poca profundidad a la que se encuentra. Se halla casi exactamente como el día en que el capitán Lorenzo Muiesan decidió hundirlo a 18 millas de distancia de Port Sudan. Apoyándose en el arrecife de Wingate en su lado de babor y con una inclinación de aproximadamente 45º, a una profundidad mínima de 4,88 m. y máxima de 35,96 m. donde se halla la popa y el timón, la exploración del pecio, que nunca recibió ningún trabajo de recuperación debido a que la carga se ha considerado siempre demasiado peligrosa, representa una auténtica aventura para los buceadores que se internan en él. Las partes más altas de los mástiles a veces sobresalen del agua con mara baja. El mástil principal, ahora roto, se encontraba cerca de la cubierta delantera, y se halla ahora en el fondo marino. Sus dos anclas se localizan a 200 m. del naufragio.

Sus más de 150 m. de longitud están adornados con corales blandos y duros, esponjas, anémonas y una vida marina excepcional en la que destacan cangrejos, langostas, crinoideos, peces payaso, bailarinas españolas, pargos, labios dulces, mariposas, barracudas …

Se puede bucear de proa a popa y por dentro y por fuera. En este naufragio, la máxima del buceo de «no tocar nada» debe ser estrictamente aplicada. Miles detonadores y bombas, aunque no están activadas, podrían explotar.

Debido a su superficialidad presenta mucha luz natural que crea hermosos efectos a través de los ojos de buey. Tres de las bodegas del Umbria, todas de gran interés, están abiertas ya que carecen de escotillas y pueden ser fácilmente examinadas. Allí encontraremos toda la carga del Umbria, desde las bombas aéreas, detonadores, rollos de cable eléctrico y los Fiat Lunga 1100, hasta los sacos de cemento solidificados. Un detalle interesante es también la hélice de estribor, tan sólo a 18,3 m. de profundidad, que nos brinda grandes oportunidades para la fotografía.

Hans Hass, durante su primera expedición en solitario a Sudán en Octubre de 1949, fue el primer buceador que se sumergió en el Umbria. Se dirigió hacia el arrecife de Wingate en una faluca con dos pescadores y se internó en el pecio completamente solo y en secreto, sin tener permiso de las autoridades para hacerlo. Según sus palabras, el Umbria era el mejor pecio del mundo.

 

ALBERTO QUEVEDO