¿ESTÁN LOS TIBURONES CONDENADOS AL MOVIMIENTO CONSTANTE Y A NO PODER DORMIR?

MITO Y REALIDAD SOBRE ESTA AFIRMACIÓN

 

¿Deben los tiburones estar constantemente nadando y en movimiento para mantenerse vivos?

Una vieja leyenda polinesia relata que los dioses condenaron a los tiburones, debido a su mala conducta, a nadar eternamente sin jamás detenerse, privándolos de esta manera de todo descanso.

Se tiene la creencia común que una de las cualidades más interesantes de los tiburones es que no pueden dejar de nadar, ni siquiera para tomar un descanso, ya que si lo hicieran se hundirían. Pero ¿cuál es el motivo? Los que sustentan esta afirmación esgrimen dos razones esenciales para que esto suceda:

1) Ausencia de vejiga natatoria. Se dice que los tiburones son flotantes negativos, algo que ocurre con los cuerpos que no alcanzan una fuerza de flotación que supere la fuerza de gravedad y, por ende, en un medio como el marino, ese cuerpo se hunde. De este modo, si el tiburón deja de nadar y moverse constantemente en la dirección contraria, acabaría hundiéndose. De este modo, se sostiene que el verdadero motivo del permanente movimiento de los tiburones es que, a diferencia de los demás peces, éstos no poseen una vejiga natatoria (saco membranoso de algunos peces que se encuentra debajo de la columna vertebral), una estructura anatómica u órgano hidrostático lleno de gas, que les permita flotar inmóviles. Es como una bolsa de aire, un “flotador” que hace que cuando la vejiga se llena de aire, los peces floten en las zonas más cercanas a la superficie. Si un tiburón detiene su movimiento, simplemente se iría al fondo y moriría ahogado ya que dejaría de circular agua por sus branquias y por lo tanto, éstas no podrían tomar del agua el oxígeno necesario.

2) Otra de las razones por las que siempre deben nadar, es para poder respirar, ya que al moverse, el agua rica en oxigeno entra por sus branquias, un proceso conocido como «ventilación forzada». El mecanismo de respiración de los tiburones consiste en mantener la boca abierta mientras nadan. De esta manera, el agua cargada de oxígeno pasa por sus branquias y así puede llegar hasta la sangre mediante un eficiente mecanismo de intercambio. Pero si se detienen, no pueden bombear agua a las branquias para poder respirar.

Estas dos características son responsables de que los tiburones tengan que estar nadando de por vida, por que si no lo hacen, se irían al fondo y morirían ahogados al no respirar oxígeno.

LA REALIDAD ES OTRA

La idea de que los tiburones se ahogarían si dejaran de nadar es aceptada comúnmente, pero hemos de decir que no es cierta. Para ello vamos a centrarnos en los dos argumentos que se exponen para tal afirmación.

BOMBEO BUCAL Y VENTILACIÓN FORZADA

En primer lugar, veamos la cuestión de la respiración. En realidad, hay dos formas principales por la que los tiburones respiran. Las antiguas especies de tiburones respiraron a través de un método llamado “bombeo bucal”, que algunos de los tiburones actuales todavía usan. Consiste en que los músculos alrededor de la boca de estos tiburones activan el agua, atrayéndola y enviándola por las membranas y hendiduras branquiales, absorbiendo el oxígeno del agua cuando pasa. Muchos de los tiburones que se han adaptado a la alimentación de los fondos utilizan este método y, de este modo, pueden descansar y a la vez respirar. En particular, aquí podemos incluir los tiburones que no son nadadores activos, como los nodriza, que pueden respirar mientras permanecen quietos. Estos tiburones también tienen espiráculos prominentes o aberturas respiratorias detrás de los ojos que permiten que atraigan el agua mientras están enterrados bajo la arena.

Las especies modernas respiran a través de una técnica llamada “ventilación forzada” («ram ventilation”) donde el flujo respiratorio se produce al abrir la boca cuando nadan, de modo que el agua rica en oxígeno fluye por la boca y por las branquias. A medida que el agua pasa sobre las membranas de las branquias, unos pequeños vasos sanguíneos extraen oxígeno del agua. Los desechos de dióxido de carbono salen de su cuerpo a través del tejido branquial. Los tiburones que tienen una capacidad reducida o nula para bombear agua bucalmente, requerirían de la natación perpetua para mantener la ventilación. Pero, por lo general, los tiburones que obtienen su oxígeno a través de la “ventilación forzada” también pueden cambiar la técnica si es necesario y si están casi parados, pueden usar el bombeo bucal. Un claro exponente es el tiburón tigre, que puede cambiar entre el bombeo bucal y la “ventilación forzada”.

Sin embargo, los músculos de algunos tiburones no son lo suficientemente fuertes como para bombear agua activamente. Llamados “ventiladores forzados – obligatorios”, estos tiburones son los que se afirma que tienen que nadar constantemente para mantenerse con vida (entre ellos una docena de ellos, como los grandes tiburones blancos, los mako y el ballena). Sin embargo, en las últimas décadas, los investigadores han observado que este tipo de tiburones también se paran ocasionalmente. Por ejemplo, los biólogos y científicos han documentado algunas especies que se paran en cuevas submarinas o en fondos marinos arenosos, a veces solos y otras veces en grupos. Y también han constatado que en determinadas etapas descansan reduciendo el nivel de sus funciones cerebrales y se desplazan empleando una especie de piloto automático.

Lo que no está del todo claro es cómo estas especies pueden soportar una caída súbita de oxígeno. Es posible que hayan explorado entornos o lugares donde el agua tiene un alto contenido de oxígeno o una salinidad inferior a la media.

También se piensa que los tiburones pertenecientes a esta clase de “ventiladores forzados – obligatorios” tienen otra forma de dormir, pero no con el concepto que los seres humanos tenemos sobre el sueño. Se cree que estos tiburones logran cierto descanso, al menos un descanso muscular, planeando en caída libre hacia el fondo. Para lograr esto, llegan cerca de la superficie y se dejan caer hacia el fondo sin moverse. Las aletas pectorales hacen las veces de alerones que permiten un planeo lento y en espiral durante el cual el animal permanece aletargado algunos minutos. Mientras tanto, su cerebro sigue activo y el agua continúa circulando por sus branquias proveyéndole oxígeno.

LA AUSENCIA DE VEJIGA NATATORIA

La razón de que los tiburones necesitan estar en constante movimiento debido a la ausencia de vejiga natatoria también está en entredicho.

A diferencia de los peces óseos, que tienden a estar restringidos a ciertos rangos de profundidad, los tiburones pueden moverse fácilmente entre diferentes profundidades en el agua. Los peces óseos utilizan las mencionadas vejigas natatorias para moverse hacia arriba o hacia abajo verticalmente en el agua o permanecer a una profundidad uniforme. La vejiga natatoria funciona variando la cantidad de gas que contiene, dando flotabilidad al pez. Los tiburones, por otro lado, no tienen una vejiga natatoria. En cambio, son sus grandes aletas pectorales las que los hacen mantenerse, algo muy similar a la forma en que las alas de un avión le proporcionan mantenimiento en el aire.

Pero la falta de una vejiga natatoria da a los tiburones algunas ventajas únicas. Un beneficio de no tener este órgano es que el cuerpo del tiburón es incompresible, lo que le permite moverse entre diferentes profundidades sin el riesgo de explotar o implosionar. Los peces óseos con vejigas natatorias, por otro lado, arriesgan sus vidas si se sumergen demasiado profundo en el agua, porque el aire contenido en la vejiga natatoria se comprime o descomprime dependiendo de los cambios de presión. Un pez que vive a grandes profundidades y presiones moriría si se elevara demasiado en la columna de agua, debido a la diferencia de presión. Como los tiburones no tienen la vejiga de aire, pueden llegar de grandes profundidades a la superficie y sobrevivir.

Además, los tiburones también tienen hígados muy grandes que contienen una alta proporción de aceite. Este aceite es más ligero que el agua, proporcionando al tiburón una flotabilidad adicional. En efecto, la evolución de los tiburones ha dado una respuesta a su flotabilidad negativa al dotarlos de un hígado muy rico en aceite (menos denso que el agua), de un tamaño sorprendente que puede alcanzar hasta el 20% de su peso corporal. El resto lo logran por medio de un esqueleto cartilaginoso, que es mucho menos pesado que el típico esqueleto óseo de los peces, y tejidos corporales de baja densidad. Estos factores, junto con la forma absolutamente hidrodinámica de su cuerpo y la aplicación del principio de Arquímedes, contribuyen a que los tiburones naden con un mínimo esfuerzo.