MAHÉ. BLUE SEA DIVERS
EN EL JARDÍN DEL EDÉN
La isla de Mahé presenta más de 40 puntos de inmersión la mayoría de los cuales son accesibles para todos los niveles. La mayoría se centran en el noroeste de la isla, en la bahía de Beau Vallon y en el Parque Nacional de Baie Ternay. Mahé es el hogar de una abundante flora y fauna marina y aquí encontraremos todo tipo de especies tropicales entre los arrecifes de coral. Existen también algunos espléndidos pecios como el Aldebaran, el Dredger o Twin Barges. Con Blue Sea Divers, nuestra experiencia de buceo en el “Jardín del Edén” será inolvidable.
- DÍA 1. Salida desde el aeropuerto internacional de Madrid o Barcelona con destino isla de Mahé en Seychelles con compañía a determinar. Noche a bordo.
- DÍA 2. Llegada al aeropuerto internacional de La Pointe Larue de Seychelles en la isla de Mahé (SEZ). Bienvenida y asistencia en el aeropuerto. Traslado a hotel escogido: Hilton Seychelles Northolme Resort & Spa, Le Meridien Fisherman’s Cove, Coral Strand Smart Choice Hotel, Savoy Hotel, Sun Resort o Bord Mer Villa. Alojamiento en régimen de desayuno o media pensión.
- DÍAS 3 a 7. Inmersiones durante 5 días (paquete de buceo de 10 inmersiones, ampliables a 15) en la isla de Mahé con el centro de buceo Blue Sea Divers.
- DÍA 8. Día libre para descansar o realizar actividades por la isla de Mahé.
- DÍA 9. Desayuno y, a la hora convenida, traslado al aeropuerto de La Pointe Larue de Seychelles para tomar vuelo con destino Madrid o Barcelona (compañía aérea a determinar).
- DÍA 10. Llegada al aeropuerto de Madrid o Barcelona. FIN DEL VIAJE.
EL BUCEO EN LAS SEYCHELLES
Las islas interiores de las Seychelles tienen la ventaja de reposar en una meseta de granito y coral que ofrece una vida increíblemente diversa con más de 900 especies marinas. Con cientos de puntos de buceo sin apenas corrientes y una flora y fauna extraordinaria estas islas de granito llevan al descubrimiento de fondos marinos únicos en el mundo. Estos puntos alcanzan una profundidad máxima de 40 m. lo que permiten inmersiones tanto para principiantes como para buceadores experimentados.
A finales del último período glaciar, el banco de Seychelles, que hoy está sumergido a una media de 50 m. bajo la superficie, mantenía buena parte de sus 30.000 km2 libres de las aguas del océano, ya que éste alcanzaba un nivel mucho más bajo que en la actualidad. Aquella época debió representar una oportunidad única para la aparición de especies endémicas en torno al archipiélago. Sin embargo, con la llegada de los deshielos y la subsiguiente subida de las aguas, Seychelles se convirtió en otro enclave más del Índico, donde se ha estimado que existen más de 950 especies distintas de peces, siendo una mínima parte de ellas endémicas, ya que las migraciones a lo largo de la ancha franja marina que media entre el este africano y el océano Pacífico puede ser recorrida con facilidad por la mayor parte de la fauna marina. Así y todo, el mundo submarino del archipiélago es uno de los más ricos del planeta, tal y como evidencia la enorme cantidad de submarinistas profesionales y aficionados que llegan hasta este lugar para disfrutar de sus aguas. Lógicamente, la práctica del buceo con escafandra autónoma es la mejor manera para disfrutar e introducirse en las maravillas subacuáticas; pero el snorkelling también ofrece excelentes experiencias debido a la enorme proliferación de arrecifes de aguas someras en todo el archipiélago.
El coral, presente en 30 variedades, es la primera especie destacable de la vida submarina. Todo buceador sabe que el arrecife es el esqueleto externo de los pólipos, por lo que no debe tocarse a pesar de que parezca muerto o pueda ser confundido por el ojo poco experto con alguna planta. Las tortugas marinas, sobre las que se está vertiendo una rigurosa campaña conservacionista, al igual que sobre sus parientes gigantes terrestres, son habituales en Seychelles, y fascinan al buceador con sus armoniosos movimientos bajo el agua.
Entre los peces coralinos más llamativos y comunes de este entorno, que ofrece la sensación de estar sumergido en un acuarium gigantesco, se pueden destacar el pargo o red snapper, el pez loro, con su duro pico córneo, los fusileros rayados, fácilmente reconocibles por su cuerpo azulado cruzado por una banda amarilla, el majestuoso pez ángel y su semi gemelo, el pez mariposa, que se confunden con sencillez.
Los lábridos también se hallan presente en diversas variedades, algunas de las cuales llega a medir más de 2 m. Otros peces habituales de los entornos coralinos son el pez trompeta y el pez aguja, inconfundible con su finísima silueta alargada. Realmente espectaculares resultan los encuentros con el pez león, del que no se debe temer su dolorosísimo aguijonazo si se le contempla sin acosarle. Lo mismo sucede con el pez escorpión, cuyo racimo de púas a lo largo de su aleta dorsal sólo puede ocasionar un disgusto a algún buceador imprudente. Mucho más difícil de detectar, debido a su impresionante mimetismo, es el pez roca, que es capaz de camuflarse perfectamente fingiendo ser una piedra submarina. El terrible veneno que puede inyectar este pez, sumado a su capacidad para pasar inadvertido, le convierten en una de las pocas amenazas que se pueden encontrar en los parajes subacuáticos de Seychelles.
Por el contrario, los grandes bancos de barracudas, así como las mantarrayas y la gran mayoría de las especies de tiburones que pueden contemplarse en las islas resultan tan espectaculares como inofensivas. Nunca se ha registrado un ataque fatídico por parte de escualos en el archipiélago, lo cual no implica que aunque se pueda bucear con tranquilidad entre ellos, exija el mantenimiento de unas ciertas precauciones, sobre todo si se practica el submarinismo en aguas de las islas exteriores, como Aldabra o Cosmoledo, donde abundan los tiburones tigre y los tiburones martillo.
El tiburón que nunca supone un peligro, a pesar de su gigantesco y descomunal tamaño, es el tremendo tiburón ballena, el pez más grande que existe en los océanos, al ser capaz de sobrepasar los 13 metros de longitud, y que puede avistarse de forma regular en Seychelles preferentemente durante los meses de agosto y septiembre, debido entre otras causas, a que el número de ejemplares de este fantástico animal se está incrementando en el archipiélago.
CUÁNDO IR
La estación húmeda va de octubre a abril, con predominio de los vientos alisios del noroeste. La temperatura ambiente promedio es de 30 grados. Es una estación cálida y con alta humedad del aire. El mar está generalmente en calma, la temperatura media del agua es de 30 grados y la visibilidad de unos 25 m.
La estación seca se extiende de mayo a septiembre, con los vientos alisios del sureste. Es una temporada en la que hay más viento, una baja humedad del aire y una temperatura promedio de 28 grados. La temperatura media del agua es de 25 grados y la visibilidad es algo más reducida debido a la gran cantidad de plancton existente. A favor, tenemos la presencia de tiburones ballena y mantarrayas.
EL BUCEO EN LA ISLA DE MAHÉ
Los puntos de inmersión en el entorno de la isla de Mahé son accesibles para todos los buceadores. Existen alrededor de 40 lugares de buceo, especialmente centrados en el noroeste donde se encuentra la bahía de Beau Vallon y el Parque Nacional de Baie Ternay. También se bucea en dos pequeñas islas al este de Mahé: Sainte Anne y la isla de Cerf.
La mayoría de inmersiones presentan amplias mesetas de granito en lugares tapizados de corales. La vida marina siempre está presente, desde pequeños nudibranquios, cardúmenes de peces de arrecifes y grandes pelágicos como el majestuoso tiburón ballena (de agosto a octubre). Existen también algunos espléndidos pecios como el Aldebaran, el Dredger o Twin Barges.
Mahé es el hogar de una abundante flora y fauna marina. Aquí encontraremos todo tipo de especies tropicales entre los arrecifes de coral. Langostas, pulpos, nudibranquios y otras criaturas macro se pueden ver escondidas en las formaciones rocosas de granito. En las zonas más profundas, la vida más grande se da cita: napoleones, peces loro, meros, tortugas, rayas águila, atunes y tiburones de arrecife.
Dos de los mejores puntos de buceo en la isla de Mahé son Port Launay Marine National Park y Shark Bank. El parque nacional es el área perfecta para buceadores principiantes gracias a sus lagunas protegidas y arrecifes poco profundos. Por otro lado, Shark Bank, donde las fuertes corrientes atraen a las especies pelágicas, es más adecuado para buceadores avanzados.
EL CENTRO DE BUCEO BLUE SEA DIVERS
Blue Sea Divers se estableció en Mahé en 2002 y nació gracias a la pasión de su propietario, Sylvain, quien después de viajar por todo el mundo buscando un lugar donde establecerse, decidió fundar su centro de buceo en las Seychelles.
Tiene su ubicación actual en el corazón de la famosa playa de Beau Vallon desde donde se accede a los mejores puntos de inmersión de la isla.
En Blue Sea Divers, todo el equipo que lo forma está comprometido en ofrecer a los buceadores una experiencia de la más alta calidad con profesionalidad y seguridad.
UNA VISIÓN DE LAS SEYCHELLES
El archipiélago de las Seychelles está lo suficientemente alejado de la masa continental africana como para pasar desapercibido, pero suficientemente cercano a las grandes rutas comerciales a través del océano Índico, como para que fuera refugio de piratas y audaces navegantes. La naturaleza granítica de sus islas interiores, con su abundancia de agua dulce y exuberante vegetación, pronto fueron contemplados por filibusteros y corsarios como valores imprescindibles para localizar en este lugar atracaderos ocultos desde donde preparar los asaltos a los navíos cargados de riquezas que surcaban el mar entre las costas meridionales de África, la India o los lejanos estados insulares de Indonesia. Lógicamente, las islas Seychelles también sirvieron para enterrar entre su rocosa geografía los tesoros arrebatados a grandes buques comerciales. Esta actividad, contemplada a menudo como una fantasiosa concesión inventada por cronistas y narradores entregados al sensacionalismo, alcanza en este archipiélago la condición de hecho histórico totalmente acreditado. Son escasos los lugares del mundo, aparte de Seychelles, donde se pueden hallar buscadores horadando las costas según las indicaciones de apócrifos planos en los que tan sólo falta la “x” que indique donde los piratas Le Vasseur, John Taylor o Jean François Hodoul sepultaron sus cofres repletos de oro, diamantes y otras riquezas.
Al margen de este aspecto romántico, no es menos cierto que Seychelles acumula también aspectos sociales utópicos, resultado de su constante neutralidad desde que las primeras colonias se establecieron en el archipiélago. Bien es verdad que franceses e ingleses se disputaron repetidamente sus dominios; que en el pasado la esclavitud también fue mantenida en el país en base a prisioneros africanos; e incluso que, en períodos históricos más recientes, las agencias de espionaje soviética y norteamericana establecieron en este lugar una notoria competencia al considerar que las islas gozaban de una ubicación estratégica excepcional. Sin embargo, y a pesar de todos estos avatares, en Seychelles no ha tenido lugar ninguna confrontación bélica de importancia y, ni tan siquiera en sus momentos más críticos, la violencia ha conseguido arrasar la perpetua armonía que guarda en este lugar un curioso equilibrio que raramente podremos encontrar en ninguna otra parte del sistema.
Hoy día, la población seychellois, descendiente casi en su totalidad de los antiguos esclavos procedentes de África, se benefician del bagaje cultural promovido por cuatro siglos de mezclas interraciales con diversos pueblos asiáticos y europeos, como no sólo evidencian sus rasgos físicos, sino también sus modales y educación, entre la que prevalece el autoctonismo de la idiosincrasia criolla en perfecta sincronización con las influencias británicas y francesas que les fueron aportadas durante el pasado colonial.
Las islas de Seychelles, agrupadas en dos núcleos principales diferenciados por su origen granítico y coralino, constituyen por sí mismas como simples unidades insulares una de las maravillas naturales más impresionantes que podemos encontrar en todo el planeta. Su ubicación, fuera del temido cinturón de ciclones que suele devastar regularmente buena parte de la franja tropical del globo, permite que sus aguas sean tranquilas, límpidas y repletas de vida. Sus playas, solitarias e imponentes, no responde a la profesionalidad artística de un promotor gráfico del turismo, sino a un capricho de la Naturaleza que ha permitido la creación de un vergel inigualable que, lejos de responder al ideal de cualquier viajero respecto de la concepción imaginada sobre cómo debe ser una playa paradisíaca, supera todas las expectativas previas que pudieran concebirse. Sol brillante, temperatura constante, aguas claras, vida marítima exultante, palmerales primitivos o tranquilidad garantizada son algunos de los aspectos cotidianos que nos sorprenderán día a día en Seychelles, y todo ello gracias a un privilegio natural y una racional política conservacionista que alcanza en este lugar el rango de modélica en virtud de sus inmejorables logros. El gobierno seychellois no sólo ha fomentado la tradicional concordia y neutralidad histórica de su reciente república, sino que a nivel ecológico ha sabido diseñar la pauta perfecta para mantener prácticamente intacto este paraíso surgido del océano: la clave para su consecución se denomina exclusividad.
Fomentar que sean muy pocos los viajeros que puedan disfrutar de las islas ha sido la forma de permitir que sus salvajes entornos primigenios hayan podido perpetuarse. En Seychelles, por lo tanto, no encontraremos ciclópeos complejos hoteleros, ni masificados grupos de visitantes, ni destrozos del medio ambiente justificados para la admisión de un mayor número de turistas. La inteligente directriz gubernamental ha impedido que los poco más de 73.000 seychellois así como sus islas hayan sido sometidas a la irracional explotación del turismo mayoritario. Para ello, la única manera para proteger su medio ambiente e idiosincrasia ha sido la oferta selectiva que el país expone ante sus potenciales visitantes. En Seychelles se puede conocer, vivir y disfrutar todos los aspectos del paraíso; pero en este caso, el costoso camino para llegar hasta él hace alusión simplemente a la acepción económica y material de su significado: precios elevados por servicios inmejorables y tarifas altas a cambio de intimidad y exclusividad difícilmente encontrables en ninguna otra parte. Gracias a esta medida, que debe contemplarse únicamente como un método proteccionista y en ningún caso elitista para la conservación del archipiélago y el comprensible bienestar de sus habitantes, entre los que la mendicidad y el desempleo son términos inexistentes, Seychelles puede continuar siendo considerado como un genuino paraíso terrenal. Y los paraísos, ya sean físicos o espirituales, siempre resultan muy costosos de alcanzar.
GEOGRAFÍA
A 1.590 km. de la costa este africana (Montbasa), a 930 km. al norte de Madagascar, y a más de 2.800 km. de la costa occidental de Hindostán, en pleno océano Índico, encontramos unas manchas de color verdoso, que durante años pasaron inadvertidas. Son el conjunto formado por el archipiélago de las Seychelles, que se sitúan entre los 4º y 10º de latitud sur, y los 46º y 56º de longitud este.
Comprende el archipiélago 115 islas e islotes de las que 40 son de origen granítico y 75 coralinas. El conjunto de las tierras emergidas cubren una superficie de 453 km² aproximadamente, dispersas sobre una extensión de 400.000 km² en el océano Índico. Pertenecen también al archipiélago el grupo de las Almirantes o Amirante.
Desde el punto de vista de su origen geológico y geográfico, las islas pueden agruparse en dos grandes grupos: las islas interiores, formadas en su mayoría por masas de granito continental que quedaron aisladas del enorme bloque de Lemuria, en la actualidad el subcontinente indio, cuando éste derivó desde el litoral oriental africano en dirección nordeste hasta chocar contra Asia a finales de la era mesozoica. Y las islas exteriores, localizadas en varios subarchipiélagos entre 300 km. y 1.000 km. al sudoeste del grupo anterior y que están conformadas en su totalidad por atolones coralinos.
En Seychelles no existe masa insular alguna de origen volcánico; este hecho, sumado a que la latitud de las islas se encuentra fuera el temido cinturón de ciclones tropical, mantiene a este estado libre de la amenaza de violentos desastres naturales.
Las islas interiores están formadas por Mahé, Praslin, La Digue, Silhouette, Frégate, Aride, Denis, Bird, Curieuse, Cousine, Felicité y una gran cantidad de islotes y subarchipiélagos menores.
Mahé es la isla principal y de mayor tamaño de las Seychelles, y en ella se encuentra la capital de la República, Victoria, y el aeropuerto internacional. Alrededor del 90% de la población total seychellois vive en esta ciudad.
Las islas exteriores, en algunos casos más cerca del este de África y de Madagascar que el conjunto principal insular, están formadas por tres subarchipiélagos coralinos específicos: los grupos de Almirantes, Farquhar y Aldabra. Este último, enorme reserva natural, ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad. Mahé se encuentra a 1.800 km. al este de la costa de Kenya. Situadas a su alrededor, en un radio de 50 km., se encuentran diseminadas todas las islas graníticas, si bien las más septentrionales del archipiélago, Denis y Bird, están formadas por coral, justo en el límite del banco marino de Seychelles.
Parecen de acuerdo los especialistas en que las islas Seychelles se asientan sobre una plataforma submarina de escasa profundidad que se formó al romperse la placa continental que unía América y África, tras lo cual un gran cataclismo sumergió parte de las tierras, de las cuales las Seychelles son las únicas supervivientes. Se trata de los brutales movimientos tectónicos que tuvieron lugar hace cientos de millones de años cuando el supercontinente Pangea se dividió en dos masas terrestres, Laurasia al norte y Gondwana al sur, entre las que se originó un gigantesco mar denominado Tethys. Mientras Gondwana prosiguió la subfragmentación de su superficie en diversas placas, que darían pie a la formación de lo que hoy son las tierras continentales de América del Sur, África, Madagascar, Australia y la Antártica, la India, que también formaba parte de este mismo puzzle geológico, inició una violenta deriva hacia el hemisferio septentrional atravesando el mar de Tethys hasta chocar contra la costa sur de Asia, lo que provocó el grandioso plegamiento que hoy constituye el Himalaya. Pero en los prolegómenos de su deriva, la India dejó atrás unos pequeños núcleos graníticos mientras Gondwana se resquebrajaba por completo. Aquellas masas terrestres, que pronto quedaron aisladas por el océano, se convirtieron en el subarchipiélago granítico de las Seychelles que, en virtud de su ubicación, dieron pie al nacimiento de un entorno natural endémico sin parangón como consecuencia de su alta de contacto con África, la tierra emergida más cercana. Más tarde, la proliferación de vida marina en esta agua, y concretamente de pólipos, permitiría el surgimiento de atolones coralinos al sudeste del conjunto insular rocoso al que pronto se vincularían en tiempos muy recientes una vez los navegantes comenzaron a surcar el océano Índico.
El primero en sostener esta teoría fue Alfred Wegener en 1912 (teoría de la deriva de los continentes), en la que desarrolló la idea lanzada por Snider 50 años antes. Wegener supone que los continentes actuales estuvieron en un principio reunidos en uno solo, al que llamó Pangea (del griego pan, “todo” y ge, “tierra”). Este continente primitivo se supone que estaría situado casi en su totalidad en el hemisferio austral actual.
El archipiélago de las Seychelles está formado por dos tipos de islas bien conocidas: las graníticas y las coralinas. De superficie muy irregular, las islas se hallan diseminadas en pequeños grupos sobre una amplia extensión que alcanza los 1.000 kilómetros de distancia entre Mahé y Aldabra.
La mayor parte de las islas graníticas se alinean alrededor de Mahé. Esta isla posee la mayor altura del archipiélago con 905 metros. Las islas de Praslin, Silhouette y Mahé presentan ondulaciones del terreno muy características.
En los salientes y acantilados las rocas graníticas son batidas por el océano de forma violenta imprimiendo un carácter muy particular a la costa, dibujada con formas espectaculares y bellas.
En las islas graníticas se agrupa la mayor parte de la población de las Seychelles, ya que en ellas las tierras son fértiles y permiten el desarrollo de la agricultura. Las grandes islas como Mahé, Praslin y La Digue son las más pobladas.
Las 40 islas graníticas se dividen en dos grupos bien distintos: el de Mahé y el de Praslin. La roca eruptiva de las islas graníticas, surgidas según la teoría de Wegener al fragmentarse la placa continental, presenta una textura granulosa grabada por el agua y el viento de mil formas, desde hace 600 millones de años. En La Digue estas rocas graníticas adquieren un tinte rosado que al ponerse o nacer el sol se acentúa dando origen a un espectáculo de mil colores.
Por lo que respecta a las islas coralinas, son las más alejadas y deshabitadas, estando ocupadas por colonias de pájaros muy numerosas. Las principales son las de Bird Island y Denis al norte, y al sur las de Almirantes, Farquhar y Aldabra. De origen reciente, se alzan escasos metros sobre el nivel del mar mostrando una vegetación exuberante fruto del guano, que fue antaño explotado por su riqueza en fosfatos.
Desde el punto de vista geológico, Seychelles aún evidencia para el observador profano su fascinante pasado, prueba irrefutable del cambiante aspecto de nuestro planeta y de la energía y poder que desarrollan las fuerzas telúricas. Afortunadamente, el hecho de que las autoridades locales hayan declarado el 46% del archipiélago como Parque Nacional, Reserva Natural o Área Protegida, permite que los viajeros puedan congratularse del privilegio de conocer en persona un auténtico y genuino paraíso terrenal originado simplemente por la acción de la Madre Naturaleza.
CLIMA
A 4 grados bajo la línea del ecuador, al sur, las Seychelles están sujetas a un clima de origen tropical marítimo, caracterizado por una alta humedad y temperaturas elevadas.
Situadas en pleno océano Índico, la influencia de los monzones es patente, dando lugar a una vegetación y una fauna características. No obstante, están fuera del radio de acción de los ciclones.
Se pueden establecer cuatro períodos en las variaciones climáticas de las islas: una estación fresca y seca denominada “invierno indio”, una estación húmeda y cálida (“verano indio”), y dos períodos intermedios. Es aquí cuando se producen los únicos cambios climáticos que originan una cierta variabilidad ambiental en virtud de los dos monzones que azotan las islas, provocando modificaciones tanto en el régimen de lluvias como en el estado del mar. Entre los meses de mayo y octubre domina el monzón del sudeste y las precipitaciones son escasas, sobre todo en julio y agosto; el mar se encuentra mucho más tranquilo y transparente, por lo que esta época del año es la más adecuada para navegar o hacer submarinismo. En los de octubre a abril domina la influencia del monzón del noroeste con abundante pluviosidad, convirtiendo enero en el mes más pluvioso del año. Entonces las islas adquieren unos colores más vivos y la abundancia de lluvias favorece las mil fragancias del bosque, el aire se refresca y la humedad se hace alta, llegando al 80% en algunas ocasiones.
No obstante, y como en cualquier país tropical, en Seychelles puede llover con violencia en cualquier momento del año. Así pues, puede diluviar durante media hora en Mahé, mientras que en Praslin luce un sol esplendoroso. De todos modos, y a pesar de la violencia con que pueden caer los chaparrones, nunca llegan al grado de torrenciales ni se aproximan lo más mínimo al nivel de catastróficos. Incluso, y en virtud de la alta temperatura media del país, los goterones pueden resultar refrescantes y nunca impiden realizar cualquier actividad propia de las islas, como navegar o bucear.
Durante cualquiera de las cuatro estaciones climáticas (aunque podemos decir que no existen estaciones propiamente dichas) la temperatura jamás es inferior a los 25º-28º C. y raramente superior a los 32º C. La humedad alcanza cotas de un 70 a un 80%. Las lluvias más abundantes se producen en las islas graníticas. Las máximas precipitaciones se producen entre diciembre y marzo.
El sol brilla una media de 7 horas diarias a lo largo de todo el año. La duración de la claridad es constante: entre 11 y 12 horas diarias. Una regularidad que tiene su explicación en la proximidad del ecuador. El sol se pone rápidamente y nace con la misma rapidez.
POBLACIÓN
La mayor parte de la población se concentra en la isla de Mahé (90% del total), la isla de mayor tamaño del archipiélago, de los que más de 30.000 están censados en Victoria, la capital del país, estando deshabitadas un total de 36 islas de las 115 que conforman el archipiélago.
En la población predominan los criollos de origen francés, aunque existen también minorías étnicas (negros, indios, malayos). Desde que se aboliera la esclavitud en 1835, Seychelles se ha ido convirtiendo poco a poco en un crisol racial donde rasgos europeos, africanos y asiáticos son visibles en la población local. De hecho, una definición popular en las islas dice que sus mujeres son sofisticadas como las francesas, exóticas como las orientales, bien educadas como las inglesas y un poco salvajes como las africanas. Evidentemente, no hay que compartir al pie de la letra esta afirmación, pero es indudable que el mestizaje y todos los beneficios que de él derivan constituyen la pauta común de la sociedad seychellois.
Un alto índice de natalidad explica el incremento paulatino de la población que en el 1992 era de 67.378 y en la actualidad casi de 100.000 habitantes, con una tasa anual de crecimiento del 1,1%, cifrando el número de menores de 15 años en casi el 40% de la población total. En 1931 había en las islas sólo 27.000 almas que en 1961 pasaron a ser 41.000, y en 1984 se convirtieron en 65.000, es decir, en 50 años se duplicó la población.
Como nexo común, la población autóctona ha desarrollado un idioma propio, el criollo, basado sobre la lengua francesa, de la que es una simplificación en cuanto a gramática y pronunciación. También, la gastronomía evidencia la mixtura de los orígenes diversos del archipiélago.
Mezcla de razas de todos los orígenes imaginables, las Seychelles dan ejemplo de pacífica convivencia. Los estallidos racistas no son raros, aunque de escasa importancia. Como resultado de la estabilidad alcanzada sucesivamente por el país a raíz de su independencia, las ligeras fricciones que la población seychellois mantenía contra los grand blancs o ricos hacendados blancos ha desaparecido por completo y huelga decir que en el presente es imperceptible cualquier tipo de resentimiento debido a reminiscencias de carácter colonial. Más al contrario, los habitantes son extremadamente gentiles y amables con todo aquél que visita su archipiélago.
Una gran parte de la población seychelliana desciende de los negros africanos traídos como esclavos en otras épocas por los colonos para trabajar en las plantaciones de copra y coco. Más tarde llegaron los chinos y los malabares (habitantes de la costa de Malabar) que al mezclarse con los negros dieron origen a esa población, predominante en las Seychelles, cuyo color de piel es de un negro claro. Los hindúes, por su parte, debido a sus creencias religiosas, evitan mezclarse con la mayoría musulmana. Una de las características fundamentales de las gentes de Seychelles es su armonía racial y liberalismo social como producto de la condición de esclavos de sus antepasados. Este fenómeno ha derivado también en una permisividad casi utópica que se ha beneficiado doblemente por la carencia en las islas de una opresión religiosa que obligase a adoptar normas impuestas unilateralmente de carácter moral. Como muestra de todo ello, baste mencionar que durante los años 70’ más del 50% de la población podía ser considerada oficialmente ilegítima al no considerarse el matrimonio un deber ineludible para formar una familia.
Los blancos que habitan las islas son de origen francés e inglés, llegados en los tiempos de las diferentes colonias. Pero se dice que en las Seychelles los blancos no son tan blancos, pues existen varias denominaciones populares que la imaginación popular ha dado a los blancos:
– “Grandes blancos”. Ricos terratenientes que poseen plantaciones, mansiones y gozan de una vida acomodada.
– “Blanco-coco”. Son blancos, no poseen riquezas y se ven obligados a emplearse en la plantación de un “gran blanco”.
– “Blanco mohoso” y, a veces (pocas), blanc couillon (“blanco bobo”). Blanco que, aun poseyendo una pequeña fortuna, es analfabeto, y por tanto tiene que ceder la administración de sus tierras a un negro.
LENGUA
Hay tres idiomas oficiales: el criollo, el inglés y el francés, que son hablados con absoluta fluidez por toda la población local.
El criollo o Kreol seselwa es un idioma híbrido surgido de la mezcla de diferentes lenguas, que de la metrópolis llegaron y se formaron en la colonia.
Se aplica el término criollo, básicamente, a los idiomas que se han formado sobre la base castellana, francesa, inglesa, holandesa o portuguesa, es decir, sobre las principales lenguas coloniales de la época de los descubrimientos, unidas a las habladas por comunidades africanas o indígenas de ciertos territorios originalmente coloniales. Básicamente, es una adaptación simplificada del francés que tiene su origen en el lenguaje hablado que utilizaban los esclavos para comunicarse con sus amos coloniales galos.
En las Seychelles el criollo es hablado principalmente por la comunidad negra, utilizando los blancos preferentemente el inglés y el francés, más el primero que el segundo. Sin embargo, muchos o casi todos los blancos entienden el criollo.
En las escuelas las clases se imparten en criollo después de que esta lengua fuese declarada idioma nacional el 1 de agosto de 1980. Guy Lionnet y Danielle d’Offay, para regular la escritura y lo que podríamos llamar la comprensión de este francés sintáctico han confeccionado un diccionario criollo. También se utilizan el francés y el inglés en la enseñanza, pero el francés ha ido perdiendo auge desde 1947.
El criollo de las Seychelles se habla como el francés pero realizando una liasion constante entre las palabras, con lo cual, aunque uno entienda y hable el francés, le cuesta comprenderlo. A pesar de ello, el kreol, a los que hablen francés, les resultará notablemente familiar, ya que sus términos y expresiones son adaptaciones fonéticas de aquel idioma que, como resultado, ha originado un lenguaje libre de las complicadas normas gramaticales y ortográficas galas.
Este criollo posee un 90% de palabras procedentes del francés, un 3,5% se las aporta el inglés, otro 3% procede del malgache, un 3% del francés dialectal y un 0,5% de diversos idiomas africanos, principalmente el swahili.
LA ISLA DE MAHÉ
Mahé es la isla más grande de las Seychelles y tiene una extensión de 157,3 km2. Se encuentra ubicada en la zona noreste del archipiélago. Es la isla más grande en tamaño y en población ya que en ella vive el 90% de los habitantes, unas 72.000 almas, la mayoría de las cuales se encuentran en la parte norte de la isla. La capital del país, Victoria, también se encuentra en la isla de Mahé y es la única ciudad y puerto con una cierta entidad en las Seychelles. El pico más alto de Mahé es Morne Seychellois, con 905 m. de altitud. La isla debe su nombre a Bertrand-François Mahé de Labourdonais, un antiguo gobernador de la isla de Mauricio.
La historia de la isla está llena de intrigas y aventuras ya que su ubicación estratégica la convirtió en un refugio seguro para los piratas. Mahé fue avistada por primera vez por los británicos en 1609 y no volvió a ser visitada por los europeos hasta la segunda mitad del siglo XVIII, cuando fue invadida por Francia en 1742 y se convirtió en su posesión. Mediante el Tratado de París, pasa en 1814 a dominio británico junto a Mauricio. En 1903 se separa de la isla de Mauricio y, en 1976, se independizó dentro de la Commonwealth dejando de ser colonia inglesa.
Seychelles apuesta firmemente por la biodiversidad y es líder en desarrollo sostenible. De ese modo, la legislación ambiental en la isla es muy estricta. En 1993, el gobierno de Victoria garantizo a sus ciudadanos el derecho a un medio ambiente limpio. Mahé es un destino turístico muy importante. Además del buceo, no hemos de perder la oportunidad de explorar la hermosa isla. Las rutas de senderismo que atraviesan la isla ofrecen magníficos paisajes. El Jardín Botánico (Mont-Fleuri Botanical Gardens) muestra algunos de los árboles más raros y en peligro de extinción que se encuentran en la isla y Le Jardin du Roi enseña a los visitantes la gastronomía local de la isla.
Hilton Seychelles Northolme Resort & Spa
Le Meridien Fisherman’s Cove
Coral Strand Smart Choice Hotel
Savoy Hotel
Sun Resort
Bord Mer Villa
Condiciones de pago
El 40 % en el momento de hacer la reserva. El resto, hasta 60 días antes de la salida.
Los pagos pueden efectuarse on line, mediante pago seguro, directamente en nuestra agencia o por transferencia.
Incluye
- 8 días / 7 noches en el hotel a escoger en régimen de desayuno o media pensión.
- Asistencias en aeropuerto.
- Traslados de aeropuerto a hotel seleccionado.
- 10 inmersiones en barca y guiadas en la isla de Mahé con Blue Sea Divers.
- Botellas, plomos, guía.
- Seguro de viaje.
- Seguro de buceo incluyendo cámara hiperbárica sin sublímite de cobertura.
No Incluye
- Vuelos aéreos Madrid o Barcelona / Mahé (ida y vuelta).
- Tasas aéreas.
- Inmersiones adicionales.
- Equipo de buceo.
- Excursiones opcionales y otras actividades.
- Comidas no especificadas.
- Gastos personales.
- Propinas.
OBSERVACIONES A TENER EN CUENTA
**En todos nuestros precios indicamos el coste de las tasas y carburantes que, en el momento de hacer las tarifas, nos comunican las compañas aéreas.
**El itinerario está sujeto a alteraciones dependiendo de los cambios que puedan realizar las aerolíneas en sus horarios y días de alteración de vuelos.
REQUISITOS PARA VIAJAR Y BUCEAR EN LAS ISLAS SEYCHELLES
No se exige ningún tipo de vacuna obligatoria para viajar a la isla de Mahé.
Los ciudadanos españoles no necesitan obtener visado para viajar a las islas Seychelles.
Se requiere pasaporte en vigor, con una validez mínima de 6 meses.
Carnet o titulación de cualquier organización reconocida internacionalmente (PADI, ACUC, SSI, FEDAS/CMAS, NAUI).
Carnet o titulación de especialidades (sobre todo, Nitrox).
Es recomendable llevar el Logbook o cuaderno de buceo en el que figuren al número de inmersiones realizadas y la fecha de última inmersión.
Todo el año
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