NUKU HIVA

UN REFUGIO PERDIDO EN EL PACÍFICO

Las islas Marquesas, la “Tierra de los hombres”, es el archipiélago más remoto de cualquier continente. Sus doce verdes islas son tierras de historia y leyendas fascinantes. No poseen arrecifes de coral ni lagunas y sus costas están recortadas por abruptos acantilados de piedra basáltica. Nuku Hiva es la capital administrativa y nos ofrece fantásticas inmersiones en la zona sur y oeste con una gran cantidad de cuevas y cavidades. Entre su variada fauna pelágica destacan los delfines de cabeza de melón u orcas pigmeas, tiburones martillo, mantarrayas, carángidos, atunes, etc.

Todo el año

12 días - 11 noches

Desde 1 pers.

Precio desde

Consultar

Ver vídeo acerca de este viaje
Salidas garantizadas desde una persona

  • DÍA 1. Salida desde el aeropuerto internacional de Madrid o Barcelona con compañía aérea a determinar. Noche a bordo.
  • DÍA 2. Llegada al aeropuerto de Tahití Faa’a (PPT). Bienvenida y asistencia en el aeropuerto Traslado a hotel en Papeete. Alojamiento en régimen de desayuno.
  • DÍA 3. A la hora convenida, traslado al aeropuerto de Papeete para tomar vuelo de Air Tahiti a con destino Nuku Hiva (NHV), en las islas Maraquesas. Llegada al aeropuerto de Nuku HIva. Traslado al hotel Keikahanui Nuku Hiva Pearl Lodge. Alojamiento en régimen de media pensión o pensión completa.
  • DÍAS 4 a 8. Inmersiones durante 5 días (paquete de buceo de 10 inmersiones, ampliables a 15) en la isla de Nuku Hiva.
  • DÍA 9. Día libre para descansar o pasear por la isla.
  • DÍA 10. Desayuno y traslado al aeropuerto de Nuku Hiva para tomar vuelo con destino Tahiti. Llegada al aeropuerto de Tahití Faa’a (PPT) y enlace con el vuelo internacional a Madrid o Barcelona (compañía aérea a determinar).
  • DÍA 11. Día de vuelo.
  • DÍA 12. Llegada al aeropuerto de Madrid o de Barcelona. FIN DEL VIAJE.

LA POLINESIA FRANCESA

La Polinesia Francesa (en francés Polynésie Française; en tahitiano Porinetia Farani) es una colectividad de ultramar francesa localizada al sur del océano Pacífico. Está compuesta de varios grupos de islas, siendo Tahití, en las Islas de la Sociedad, la más famosa y poblada de ellas. Papeete, la capital y la localidad más grande, se localiza en esta isla. La Polinesia francesa se compone de cinco archipiélagos que conforman cinco divisiones administrativas. Cada una de ellas ofrece paisajes radicalmente diferentes:

Islas Marquesas. A 1.500 km de Tahití, el archipiélago de las Marquesas (Nuku Hiva, Hiva Oa, etc.), ubicado muy cerca del ecuador, está formado por un grupo de islas altas de tipo volcánico, sin laguna ni gran arrecife coralino. Las Marquesas, llamadas también Te Enua Enana (“Tierra de hombres), ofrecen pocas playas pero, por el contrario, paisajes grandiosos donde los cerdos, cabras, ovejas, caballos salvajes galopan libremente. Los altos acantilados legendarios, los picos volcánicos, los impresionantes vestigios históricos ocultos en la naturaleza salvaje que lo domina todo, las playas increíbles: las Islas Marquesas son sencillamente un lugar increíble.

Islas de la Sociedad. Al oeste, el archipiélago de la Sociedad, comprende las islas de Barlovento (Tahití, la mayor de las islas polinesias, con Papeete como capital administrativa, Moorea, etc.) y las islas de Sotavento (Raiatea, Tahaa, Huahine, Bora-Bora, Maupiti, etc.). Está formado por islas altas rodeadas por un arrecife de coral y una laguna que bordea la costa. Es la región más grande y poblada del territorio.

Archipiélago de las Tuamotu. Ubicado a 300 km al noreste de Tahití, el archipiélago de Tuamotu está compuesto exclusivamente por islas bajas de origen coralino llamadas atolones, vastas franjas circulares de arena cubiertas de cocoteros y delimitando una laguna interior con agua turquesa. Están formadas por 77 atolones que se extienden a lo largo de 1.497 km. Se trata de una región a la altura de su fama. Estas islas, situadas en el extremo del mundo, son literalmente un paraíso terrestre. Las plantaciones de cocoteros cubren los motu, islotes del arrecife coralino que combinan la belleza inmaculada de las lagunas con un mundo submarino excepcional.

Las Islas Gambier. El Archipiélago de Gambier situado en el extremo oriental del territorio, aproximadamente a 1.600 km de Tahití, consta de una inmensa laguna protegida por un arrecife de coral y salpicada por una decena de islas altas, restos de un enorme cráter ahora sumergido. El turismo aún está muy poco desarrollado allí, al igual que en las islas Australes. Este archipiélago es el más remoto y menos poblado de la Polinesia Francesa. Sólo 1.000 habitantes residen en estas cuatro islas montañosas que comparten la misma laguna, Mangareva, Akamaru, Aukena y Taravai, a lo que se suman decenas de islotes, denominados motu.

Islas Australes. El archipiélago de las Australes (Tubuai, Rurutu, etc.), ubicado en el extremo sur como su nombre indica, está conformado por 7 islas altas bordeadas por una laguna y un arrecife. Estos volcanes antiguos con suaves relieves y con clima subtropical son adecuados para la horticultura. Las islas Australes son el lugar de encuentro de las ballenas jorobadas que se congregan allí todos los años de julio a octubre. El clima es más fresco que en Tahití, ofreciendo a estas islas un sistema ecológico propio, que favorece la autosuficiencia y ofrece un encanto mágico y auténtico.

Las islas de la Polinesia Francesa suman un total de 4.167 km² (de los que 3.265 km² corresponden a islas habitadas) y se encuentran esparcidas sobre 2.500.000 km² de océano, una superficie equivalente a Europa. Está compuesta por varios grupos de islas de origen volcánico o coralino, situadas en un área de alta actividad sísmica.

La isla más grande es Tahití. En total, la Polinesia Francesa cuenta con un total de 118 islas de origen volcánico o coralíneo, de las cuales, Tahití, ubicada en las islas de la Sociedad, es la más famosa y la que tiene más habitantes de todas. Papeete, la capital y la localidad más poblada, se localiza en esta isla.

De acuerdo con el censo de 2002, la población total del territorio era de 245.405 habitantes, el 83% de los cuales es de origen polinesio, el 12% caucásico y el 5% asiático. Ese mismo año, el 69% del total de la población de la Polinesia Francesa vivía en la isla de Tahití. El área urbana de Papeete, la ciudad capital, contaba con 127.635 habitantes. El clima de estas islas es de tipo tropical, soleado y muy agradable ya que está atemperado por los vientos alisios. En realidad, solo existen 2 estaciones: de noviembre a abril cuando el clima es caluroso y húmedo y de mayo a octubre con un clima fresco y seco.

EL EDÉN DE LOS MARES DEL SUR

Una cultura viva, una hospitalidad legendaria, un pueblo alegre, una naturaleza generosa y muy preservada, unos fondos marinos de una riqueza y esplendor sin igual, unas especialidades culinarias y una infraestructura hotelera con algunos de los establecimientos más bellos del mundo hacen de la Polinesia Francesa, el edén de los mares del sur.

EL BUCEO EN POLINESIA

Existen tres principales entornos marinos que se pueden explorar en Polinesia: las lagunas, las laderas oceánicas de los arrecifes y los pasos entre los arrecifes. Excepto en las Marquesas, en las que apenas hay arrecifes, las islas altas como Tahití, Moorea, Huahine y Bora Bora están rodeadas de lagunas que alcanzan una profundidad media de 30 m.

Todos los atolones de las Tuamotu, junto con los atolones de Maupiti y Tetiaroa, forman una gran laguna central encerrada por un arrecife de coral. Estas lagunas, protegidas de las olas por sus arrecifes, son fácilmente accesibles desde la costa o en pequeñas embarcaciones. Sus aguas son la morada de una gran variedad de esponjas, ostras y conchas, mientras que sus pináculos de coral proporcionan un hábitat natural para especies de peces como el angelote, el pez loro, las castañuelas, el pez mariposa, los peces soldado, los emperadores de nariz larga y el mero.

En estas islas se encuentra un buceo de primer orden. Son famosas sus inmersiones en los canales entre atolones con unas corrientes fuertes, pero que nos ofrecerán encuentros inolvidables: cientos de tiburones grises, puntas blancas, puntas negras, puntas plateadas, nodrizas, mantas…

Las inmersiones de arrecife nos permitirán contemplar paisajes coralinos impecables, con cientos de peces de colores y las especies que tanto le gustan a los fotógrafos: nudibranquios, peces hoja, gobios …

LAS ISLAS MARQUESAS

Las Marquesas están situadas a 1.500 km. al noreste de Tahití y a 500 km. del archipiélago de Tuamotu, en el centro del océano Pacífico. Se trata del archipiélago más remoto de cualquier continente. Agrupan 12 islas, de las cuales sólo seis están habitadas. Es el único archipiélago de Polinesia que no posee arrecifes o lagoons. Los rayos dorados del sol se filtran a través de las nubes colgadas sobre los picos afilados de las montañas, dibujando unos juegos de luces y unos ambientes surrealistas. Unas islas verdes y vertiginosas surgen del Océano Pacífico, tierras de historia y de leyendas tan fascinantes como inolvidables. Magia de paisajes y de ambientes del archipiélago de la “Tierra de los Hombres”: las Marquesas.

Las islas son altas y sin barrera de arrecifes. Los habitantes se concentran en valles profundos y la densidad de población es muy baja. Éstos viven de la cosecha de copra (pulpa seca del coco), la pesca, la artesanía (especialmente, las tallas), la agricultura y el empleo público local.

Habitadas en su origen por maoríes que llegaron desde las islas del sudeste asiático hace más de dos mil años, las islas Marquesas fueron el origen de las migraciones hacia las islas de Hawai y la isla de Pascua. Descubiertas por el navegante español Álvaro de Mendaña hace más de cuatrocientos años, luego fueron olvidadas durante dos siglos. Las Marquesas se convirtieron en un protectorado francés tras un viaje del francés Etienne Marchand quien descubrió las islas del norte (Nuku Hiva, Ua Pou y Ua Huka). Diezmada por las enfermedades traídas por los marineros europeos, la civilización de las Marquesas casi desapareció a principios de siglo y los que sobrevivieron intentan ahora redescubrir la riqueza de su cultura. Conectadas después de la Segunda Guerra Mundial a la Polinesia Francesa, las islas experimentan un desarrollo económico muy limitado.

EL ESPECTÁCULO DE LA NATURALEZA Y DE LA CULTURA

Las costas recortadas por abruptos acantilados presentan una mezcla de playas de arena negra y bahías apacibles. En los bosques frondosos donde se conservan miles de vestigios preeuropeos, se pueden encontrar caballos salvajes, cabras y jabalíes. La naturaleza se ofrece en estado salvaje y su encanto es muy poderoso. Desde el valle de Taipivai a la bahía de Hatiheu, podemos descubrir unas maravillas culturales y naturales únicas, incluidas las cataratas de Vaio de 350 m., las mayores del Pacífico. Los habitantes de las Marquesas son considerados los mejores artistas de las islas de Polinesia. Su arte se expresa a través de magníficas esculturas, tatuajes auténticos y joyas sorprendentes.

LA ISLA DE NUKU HIVA

En la “Gran Casa” o “Casa Grande” de los dioses que simboliza el archipiélago de las Marquesas, la mayor de las islas, Nuku Hiva, forma el armazón. Un armazón vertiginoso hecho de picos basálticos y pendientes alucinantes que se combinan con el azul del Pacífico. Este universo especial abre sus puertas al viajero. El punto de partida de la aventura tiene lugar en Taiohae, capital administrativa del archipiélago, que se abre al fondo de la gran bahía del mismo nombre. La continuación está formada por diversos encuentros: unos paisajes magníficos, un patrimonio arqueológico increíble, unas historias igual de fantásticas y una cultura defendida con orgullo por una población acogedora. Tiene una cadena montañosa dominada por el monte Tekao que culmina a 1.224 m. sobre el nivel del mar, bordeando, al oeste, la tierra desértica sobre la que se construyó el aeropuerto.

El centro está formado por la meseta de Toovii, cuya altitud de 800 m. y su extensión la convierten en la gran región agrícola dedicada a pastos, campos y bosques. Las costas muy recortadas en bahías, cabos, puntas rocosas y acantilados acogen los pueblos al fondo de las bahías. Capital administrativa y arzobispado, Taiohae, dominada por la imponente silueta del monte Muake (864 m.), se resguarda en un puerto custodiado por dos islotes rocosos, los Centinelas de Oriente y Occidente.

Los sitios de interés están hacia el este del pueblo: el “paepae” Piki Vehine o Temehea, adornado con varios tiki gigantes hechos recientemente para un festival de las Marquesas, y la catedral de Notre-Dame de las Marquesas construida con las piedras de diferente color y estructura de las seis islas Marquesas. También se pueden admirar las preciosas esculturas de madera en el interior, una representación del arte religioso de las Marquesas. En la otra parte del pueblo, la estela dedicada al novelista aventurero Herman Melville es una obra escultórica en madera realizada por un artista local.

Tras las huellas de Melville en el valle de Taipivai

Es la historia de un marinero que quería huir del barco en el que ya no aguantaba más. Desembarcó a escondidas en una isla por entonces casi impenetrable. Vagó sin rumbo y fue acogido durante varias semanas por el clan de los Taipi. Temía que fueran caníbales, pero no sólo le trataron bien, sino que además descubrió lo que ningún occidental había podido conocer: una sociedad diferente, preservada. Eso ocurrió en 1842. En la actualidad, en este valle se puede ir en busca de las huellas del joven Herman Melville, el autor de Moby Dick. El tiempo parece haberse detenido con centenares de tiki, petroglifos y yacimientos antiguos que crean un ambiente tan especial que el autor reconocería todavía hoy.

LA ISLA DE HIVA OA

Según la leyenda de la creación de las islas de las Marquesas, Hiva Oa es la viga maestra de la “Gran casa” de los dioses. En la actualidad, también es conocida como el “Jardín de las Marquesas” debido a sus tierras fértiles y exuberantes. Hiva Oa es la más grande de las islas del sur y siempre ha sido el rival de Nuku Hiva, que ahora es la capital administrativa de las Marquesas. Sin embargo, Hiva Oa todavía tiene una preeminencia dentro del grupo del sur.

Hiva Oa tiene la forma de un caballito de mar y tiene una cadena montañosa que corre de suroeste a noreste cuyos picos principales, el monte Temetiu y el monte Fe’ani forman una verdadera muralla alrededor de Atuona. Como consecuencia, el acceso entre los diferentes valles es bastante difícil pero el paisaje es impresionante.

La isla alberga una naturaleza salvaje que se extiende hasta el infinito: verde, invasora, luminosa. Las carreteras son escasas, las casas también. El relieve torturado de la isla combina crestas agudas, picos y valles salpicados de yacimientos arqueológicos donde se encuentran, entre otros los mayores tiki de la Polinesia Francesa. Hiva Oa está bordeada de playas de arena negra y acantilados abruptos que se sumergen en las aguas del Pacífico. El principal pueblo de la isla, Atuona, se encuentra al fondo de la bahía de Taaoa, dominada por las más altas montañas de la isla, el monte Temetiu (1.276 m.) y el monte Fe’ani (1.026 m.). Este es el lugar donde dos célebres artistas eligieron instalarse y pasar los últimos años de su vida: el pintor Paul Gauguin, y el cantante, poeta y actor Jacques Brel. Los sepulcros de estos personajes ilustres, lugares de gran peregrinaje, se encuentran al costado del cementerio del Calvario. En el pueblo, el Museo Gauguin exhibe elementos relacionados con la estancia del pintor y tiene copias de sus obras. La famosa «Casa del Placer» donde vivía Gauguin ha sido reconstruida cerca del museo. En las afueras de Atuona, en dirección al aeropuerto, en un sitio que domina la bahía de Tahauku y el islote Hanakee, se ha erigido un monumento al cantante Jacques Brel. Cerca de la pista de aterrizaje, se exhibe el pequeño avión Beechcraft Bonanza de Brel, bautizado «Jojo». Además, muy cerca de Tahauku, una pista conduce a Tehueko, un sitio de petroglifos.

El recuerdo de Gauguin y Brel

Paul Gauguin en 1901 y Jacques Brel en 1975 acudieron a Hiva Oa en busca de algo que se asemejaba a la paz interior. No sabemos si la encontraron pero por la mañana, a la hora en la que sale el sol, la luz que se posa sobre la isla tiene una pureza que conmueve y perfuma el espacio con algo que se asemeja a la eternidad. Una sensación inexplicable que todos los viajeros experimentan aquí. Seguir las huellas de Gauguin y Brel es ante todo recogerse ante sus tumbas en el cementerio del Calvario, donde reposan ambos frente a la bahía de Taaoa y bajo los perfumes de los frangipanis. Se puede visitar la reconstitución de la célebre “Casa del Placer” de Gauguin, el pequeño museo a él dedicado y su casa. Mientras vivió en las Marquesas, el pintor realizó algunas de sus obras más destacadas, inspirándose en la vida cotidiana, pero también en las leyendas o de antiguas tradiciones religiosas para representar escenas imaginarias.

La isla de los tiki

También merece la pena visitar la isla de Hiva Oa por sus diferentes yacimientos arqueológicos, como el del me’ae en Puama’u, que alberga el mayor tiki de Polinesia. “Takaii” (2,43 m.) es una singular estatua sonriente, oculta en medio de la vegetación exuberante. Numerosos petroglifos, como por ejemplo un espejo de viaje para una jefa local hecho de piedra pulida, se encuentran en los alrededores. En Taaoa se extiende un inmenso lugar de culto con plataformas líticas y unos tiki que se funden con la naturaleza intacta y primitiva formada por banianos gigantes, árboles del pan, cocoteros y papayos.

LA ISLA DE UA HUKA

Ua Huka es una de las islas más pequeñas de las Marquesas. Ua Huka simboliza “La reserva de alimento” de la casa de los dioses y presenta unos paisajes todavía más salvajes que sus vecinas, pero sobre todo muy áridos. En esta tierra de tonos desérticos, los caballos salvajes galopan hasta el infinito y las cabras ascienden incansables hasta las mesetas de la isla. Apacible y mística, Ua Huka invita al viajero a descubrir un universo preservado donde las huellas de los ancestros no son sólo son parte del pasado, sino testimonios presentes en la vida cotidiana de la población.

Estas vastas extensiones verdes son el hogar de cabras y unos 1.500 caballos salvajes que se pueden encontrar en la única carretera de la isla, a cierta distancia de la reserva botánica. Un verdadero paraíso de plantas tropicales, este jardín excepcional completa el arboreto que reúne a más de trescientas especies de árboles de todo el mundo, incluida la colección más importante de cítricos. La población vive principalmente de la cría de caballos en la sierra ya que hay más caballos en la isla que habitantes. La pesca y el cultivo de coco son las otras dos actividades principales. Los habitantes de la isla viven alrededor de Vaipaee, la capital que tiene un museo de arqueología ubicado en el ayuntamiento.

Un pequeño aeropuerto conecta Ua Huka con el resto del mundo y con el Aranui 3, que hace escala aquí cada tres semanas. La gran riqueza turística de la isla proviene de la restauración de los numerosos yacimientos arqueológicos presentes. La preservación del patrimonio cultural y la protección del medio ambiente son muy importantes para la población local. Se puede explorar el sitio de Meiaute con sus tiki de piedra roja, la gruta Pas, la isla de los pájaros o los petroglifos en la meseta de Vaikiki.

LA ISLA DE TAHUATA

En la construcción legendaria de la “Casa de los dioses”, Tahuata simboliza la “Aurora” o el “Hogar que ilumina”: una imagen poética que expresa muy bien la realidad. es la isla más pequeña del archipiélago de las Marquesas y se encuentra al sur de Hiva Oa, a una hora en barca y sólo se puede acceder por mar. Con sus 50 km² y sus 637 habitantes, esta pequeña isla tiene un relieve muy accidentado que dificulta especialmente las comunicaciones terrestres entre los cinco valles que componen la isla. Sin embargo, es la única isla del archipiélago que está bordeada por arrecifes de coral, lo que le ha valido hermosas playas de arena blanca y agua azul turquesa.

El pueblo principal de Vaitahu ofrece varios edificios conmemorativos que dan testimonio del pasado a veces trágico de la isla. Se pueden ver las tres estelas erigidas con motivo de la llegada de los españoles en 1595, el recuerdo de las víctimas de los enfrentamientos entre los habitantes de la isla y soldados franceses en 1838 y la toma del archipiélago por el almirante Dupetit-Thouars en 1842. Otros monumentos como la iglesia católica con sus muros de guijarros con una magnífica vidriera en su coro, el cementerio de los marineros franceses o el fuerte francés también pueden descubrirse en una estancia en la isla. También se puede visitar el pueblo de Hapatoni con su callejón pavimentado real y su entorno encantador, el pequeño museo de arte e historia de Vaitahu, la magnífica playa de Hanamoenoa o los petroglifos de Hanatefau.

Tahuata ha sabido mantener su carácter salvaje y el ritmo tranquilo de las actividades tradicionales. También es un lugar para los amantes de las langostas, conocidas por ser deliciosas. “Es una de las raras ocasiones en que tuve el deseo de poseer tierras”, escribió el navegante Alain Gerbault, seducido por la arena blanca y la vegetación verde que recubre las bahías gemelas de Iva Iva Nui e Iva Iva Iti.

Tahuata tiene el encanto de los descubrimientos y se ofrece al visitante como un privilegio. Desde sus fértiles valles a sus bahías de aguas cristalinas, Tahuata es un oasis de serenidad, un concentrado de historia y creatividad. La mayoría de sus habitantes vive de una artesanía de gran calidad, en especial la escultura sobre hueso de caballo, falsa madera de rosa, hueso de caballo o miro (Thespesia populnea). El monoi se realiza siguiendo las tradiciones y los secretos bien guardados. Es una invitación a un perfume tan embriagador, bautizado por los isleños como “filtro de amor”.

LA ISLA DE FATU HIVA

Fatu Hiva, también llamada Fatuiva, es la isla más al sur de las Marquesas pero también la más aislada, lo que le da una autenticidad que no se ve en ningún otro lugar. Fatu Hiva simboliza el “Tejado de la casa de los dioses”. Este paraíso verdaderamente salvaje de extraordinaria belleza se caracteriza por relieves vertiginosos y exuberante vegetación. Se trata de una isla pequeña pero magnífica. Al llegar por mar, el viajero es recibido por los abruptos paisajes y la naturaleza exuberante. Fatu Hiva hechiza a los visitantes. En 1937, Thor Heyerdahl y su mujer, que buscaban realizar una vuelta a la naturaleza, desembarcaron en la isla para vivir como en el comienzo de los tiempos. Hoy, pocas cosas han cambiado … Los habitantes están concentrados alrededor del pueblo de Omoa, donde fabrican el tapa tradicional a base de corteza y por el que son especialmente reputados. Más lejos, Hanavave está protegida en la fabulosa bahía de las Vírgenes, probablemente una de las más bellas del mundo, sobre todo cuando la luz crepuscular abrasa los picos rocosos, transformando el paisaje en un decorado sobrenatural e inolvidable. También hay que admirar el petroglifo gigante, un pez enorme tallado en una roca.

La isla consta de solo dos pueblos, ubicados en el hueco de dos calderas formadas por los dos volcanes de la isla: Hanavave con columnas de basalto y Omoa la capital dominada al suroeste por un afloramiento rocoso de perfil moai de la isla de Pascua.

Fatu Hiva es también la isla de la tapa, la transformación de fibras vegetales en tejidos, cuyos diseños a menudo se inspiran en los antiguos tatuajes de las Marquesas. Su elaboración está tradicionalmente reservada a las mujeres. También son los encargados de elaborar umuhei, ramos con cabello aromático a los que se les atribuyen propiedades afrodisíacas.

El monoi de sándalo también se fabrica aquí. También se puede descubrir al primer escultor de coco en Omoa. Hay que aprovechar una estancia en Fatu Hiva para descubrir la gastronomía local probando los famosos plátanos secos y el popoi de uru, el fruto del árbol del pan.

EL BUCEO EN LA ISLA DE NUKU HIVA

Nuku Hiva no suele ser mencionada como un lugar para practicar el buceo y, sin embargo, ofrece inmersiones fantásticas. El buceo en las Marquesas se limita prácticamente a la isla principal, Nuku Hiva. El buceo en esta zona es único, ya que la topografía de las islas es totalmente diferente a la que se encuentra en los otros archipiélagos. Sin contaminación y apenas pesca, las especies casi no han visto las burbujas de un buceador. Con más de cien kilómetros de costa de piedras de basalto batidas por el océano Pacífico, Nuku Hiva es un destino privilegiado para la exploración submarina

Las Marquesas no cuentan con arrecifes de coral ni con tranquilas lagunas de aguas cristalinas. El agua es rica en plancton por lo que se reduce la visibilidad. Podría ser un inconveniente, pero estas condiciones específicas garantizan una fauna espectacular y unos avistamientos regulares y abundantes de criaturas inusuales en un entorno de cuevas espectaculares. Entre ellas, los tiburones martillo y los delfines de cabeza de melón, que no se encuentran en ningún otro lugar de la Polinesia Francesa. Todo tipo de rayas (mantas, águilas y rayas), tiburones de varias especies (sedosos, de puntas blancas), carángidos, atunes, jureles, delfines y peces espada también aparecen cerca de la costa. El aislamiento geográfico ha permitido el desarrollo de esta enorme biodiversidad.

Lo que también distingue al buceo en las Marquesas es la abundancia de cuevas. Los acantilados están agujereados con numerosas cavidades que permiten bucear en cuevas excepcionales. Hay alrededor de 10 puntos de buceo establecidos en la costa sur y oeste de Nuku Hiva. Dado que las aguas de las Marquesas carecen de barreras de arrecifes de protección, los buceadores deben estar preparados para hacer frente a condiciones a veces difíciles (en particular el oleaje) para llegar a los puntos de inmersión. Algunos de ellos requieren un viaje en barco de media hora aproximadamente.

LOS MEJORES PUNTOS DE INMERSIÓN EN NUKU HIVA

LES ORQUES PYGMÉES

Este punto de buceo es uno de los más impresionantes de toda la Polinesia Francesa, aunque su ubicación (frente a la costa este de Nuku Hiva) requiere una navegación en barca de 35 / 45 minutos desde la ciudad de Taiohae. Las buenas condiciones climáticas son esenciales, ya que este lado de la isla está expuesto a los vientos dominantes y al oleaje. Si el mar está movido, no es accesible. El período de noviembre a marzo es el más tranquilo. La inmersión en sí va desde la superficie hasta los 20 metros y es accesible para todos los buceadores.

La característica destacada (y casi única) de la inmersión es la increíble concentración de las llamadas ballenas o delfines con cabeza de melón o delfines Electra (Peponocephala electra) que se congregan en la zona cada mañana.

Es el único lugar de toda la Polinesia Francesa donde se pueden admirar estos espectaculares delfines. Erróneamente se llaman también “orcas pigmeas” (Feresa attenuata) pero, aunque están estrechamente relacionadas, no son exactamente la misma especie. El delfín de cabeza de melón es un cetáceo odontoceto de la familia Delphinidae y el único del género Peponocephala. La orca pigmea también es un cetáceo odontoceto de la familia Delphinidae pero del género Feresa. El delfín de cabeza de melón tiene una forma que recuerda a un torpedo. El cuerpo es más o menos gris claro a excepción de la cabeza, que es gris oscuro (a veces llamada la «máscara»). Cuando se ve de perfil, la cabeza no es tan redondeada como el de la orca pigmea y esto puede ser de ayuda para la identificación. Este delfín es capaz de nadar muy rápido, especialmente cuando se asusta. Por lo general se reúnen en gran número (por lo menos de 100 a 1.000 individuos). El adulto crece hasta 3 metros de largo y pesa sobre 200 kilogramos. Su principal alimento es el calamar.

En Nuku Hiva es difícil contarlos, pero según algunas estimaciones, pueden llegar a 400. Por lo general, se reúnen y permanecen en la superficie, con la nariz emergente, vertical u horizontal, a veces jugando, a veces inmóviles. El snorkel es la mejor manera de acercarse a ellos. Se pueden escuchar sus sonidos distintivos y penetrantes, apreciándose fácilmente sus labios blancos, que se cree que son fosforescentes por la noche para atraer a los calamares de los que se alimentan. Aunque sus hábitos aún son en gran parte desconocidos, algunos expertos piensan que la costa este es su área de descanso durante el día y que regresan a la costa oeste por la noche para alimentarse. Por lo general, hacen ya su aparición cuando el barco pasa por Tikapo Point. Es un paraíso para los fotógrafos, que prefieren bucear en lugar de hacer snorkel para maximizar sus posibilidades de obtener las mejores tomas.

El punto de buceo en sí es bastante impresionante, ya que se encuentra entre 300 m. y 1 km. de la costa, en un mar azul profundo. Ocasionalmente, también se puede ver algún atún de aleta amarilla y algún pez vela cruzando la zona.

LA SENTINELLE AUX MARTEAUX (THE HAMMERHEAD SENTRY POINT)

El punto fuerte de esta inmersión es la alta probabilidad de ver bancos de tiburones martillo y, ocasionalmente, mantarrayas y rayas leopardo. Según las estadísticas recogidas por el operador de buceo local, los buceadores tienen un 75% de posibilidades de detectar tiburones martillo durante su inmersión. La mejor época del año va de junio a noviembre. El sitio está en la esquina oriental de la salida de la bahía de Taiohae, a 10 minutos en barca.

La topografía submarina se hace eco de los abruptos acantilados de basalto. Se sumerge en un fondo arenoso a 50 m. La inmersión se desarrolla principalmente a lo largo del desnivel a profundidades que oscilan entre los 10 y los 30 m. Por lo general, los tiburones pasan a una profundidad de menos de 15 m, lo que brinda una oportunidad única para que los buceadores no experimentados se acerquen a ellos en aguas poco profundas. Los tiburones suelen ser curiosos y se acercarán a los buceadores. Aproximadamente a los 30 m., el muro forma una pequeña repisa.

El área en la entrada de la bahía, más expuesta al oleaje, es bastante más agitada en comparación con las tranquilas aguas dentro de la bahía. La visibilidad tiene un rango de 15 m. de promedio, pero se puede reducir a 5 m. en marea baja cuando la corriente, que sale de la bahía, transporta partículas. En este caso, las posibilidades de avistar tiburones martillo disminuyen notablemente. Las mantarrayas ocasionalmente también patrullan el lugar.

No hay una explicación para comprender esta concentración de tiburones martillo. Según los instructores de buceo locales, las aguas turbias y llenas de plancton que predominan aquí los atraen, y, además, se sabe que las hembras dan a luz cerca del muelle dentro de la bahía, no lejos del punto de buceo.

Si no hay tiburones en el área o si la visibilidad es mínima, lo mejor es concentrarse en la pared. Sus cavernas constituyen un buen hábitat para las morenas y los peces escorpión. Abundan también las conchas, incluida la Gauguini, una especie endémica de las Marquesas ideal para la macrofotografía.

TIKAPO

Este punto de buceo, a 30 minutos en barca de nuestro centro de buceo, cuenta con una topografía y arquitectura submarina espectacular. Aproximadamente 400 m. al sur de Cap Martin, en Tikapo Point, y elevándose desde las profundidades, un pico rocoso roza la superficie, extendiéndose como un dedo apuntando hacia el océano en la punta sureste de la isla. Se encuentra a la salida del valle de Taipivai, donde vivió Herman Melville y escribió su libro Taipee, dominado por el acantilado. Su aislamiento, combinado con las aguas profundas en las que se encuentra, hace de Tikapo un lugar perfecto para observar una densa población de especies tanto pelágicas como de arrecife.

El principal inconveniente es la fuerte corriente que prevalece de norte a sur, lo que hace que Tikapo no sea adecuado para los buceadores poco experimentados. Los fotógrafos disfrutarán de este sitio, especialmente para fotografiar pelágicos, ya que la corriente es demasiado complicada para dominar primeros planos de peces más pequeños.

En un plan de buceo típico, el barco se refugia en la bahía de Taipivai, a cinco minutos de distancia, para evitar una incómoda sesión informativa previa a la inmersión y la preparación del equipo.

El pico presenta dos perfiles diferentes. En el lado occidental, desciende suavemente a 30 a 35 m., ofreciendo mesetas a 10 m., 20 a 25 m. y 30 a 35 m. El lado este es una caída escarpada hasta una meseta a 25 m. cuyo borde domina el azul y siendo el lugar ideal para avistar rayas águila y mantarrayas ocasionalmente. Algunos tramos de la roca, entre 18 y 20 m., están salpicados de cavernas. Al rodear la cima, nos encontraremos con impresionantes cardúmenes de jureles, peces unicornio y barracudas que se desplazan en busca de presas fáciles. Hay un gran número de peces loro, ballesta, peces mariposa, peces globo, peces soldado, grupos de atunes dientes de perro y peces escorpión alrededor de las grietas. Los tiburones de arrecife de punta blanca también son comunes aquí. Los invertebrados son relativamente limitados, a excepción de los cangrejos de porcelana, los erizos y las esponjas incrustantes que forman delicadas manchas anaranjadas.

LA CAVERNE D’EKAMAKO

Cerca de la salida este de la bahía de Taiohae, este lugar de inmersión ofrece una experiencia de buceo en cuevas inolvidable y brinda una oportunidad única para acercarse a las rayas látigo o pastinacas (Dasyatis pastinaca). Consiste en una gran caverna de fachada abierta que socava profundamente el acantilado basáltico a 10 m. La linterna es indispensable para explorar la caverna.

La entrada a la cueva es suficientemente amplia y alta, al igual que las galerías interiores, por lo que es apta para buceadores noveles. Al entrar, atravesamos una gran cámara que continúa a la derecha hasta un surgimiento de agua dulce; a la izquierda, se inclina suavemente hacia una bolsa de aire. Los fondos arenosos de ambas secciones están literalmente alfombrados por grandes rayas, la atracción estrella del buceo. Parcialmente escondidas en la arena, han encontrado aquí las condiciones perfectas para descansar y probablemente para reproducirse. Hemos de prestar especial atención a la flotabilidad para no remover los sedimentos y tener cuidado de tocar a las rayas con las aletas. Algunas, asustadas por las luces y la presencia de buceadores, se alejan. Las numerosas grietas y fisuras de la sección izquierda de la cueva albergan enormes langostas, muchas de ellas durmiendo. Dada la poca profundidad (10 – 12 m.), tendremos mucho tiempo para explorar todos los rincones y recovecos de la cueva.

DULCINEA

A 15 minutos en barca desde el centro de buceo, es una inmersión apta para todos los niveles. Al oeste de Taiohae, Dulcinea se trata de un bajío o monte submarino rocoso a 20 m. de profundidad que se encuentra en una bahía protegida. Presenta una interesante topografía que se divide en dos túneles conectados que forman una V invertida. El ramal menor de la V forma la entrada principal, a 10 m, y conduce a una serie de grandes cantos rodados con aberturas que permiten que pasen los rayos del sol. Seguiremos el segundo túnel a la derecha, que desciende gradualmente hasta la salida a 20 m. El lugar está repleto de una fauna marina compuesta de camarones, salmonetes, pargos, erizos, conchas, langostas y distintos crustáceos. Los peces soldados forman verdaderas cortinas cerca de la salida lo que resulta un magnífico telón de fondo y un placer estético sobre todo para los fotógrafos.

Los buceadores novatos que deseen experimentar el buceo en cuevas apreciarán este sitio porque las condiciones son óptimas. Aunque se recomienda una linterna, nunca se pierde de vista la luz natural. La mayor parte del camino es lo suficientemente grande como para que varios buceadores naden uno al lado del otro, excepto una pequeña sección en el segundo túnel que tiene solo 1,5 m. de altura pero que se puede sortear fácilmente. No hay riesgo de remover sedimentos y perder visibilidad, ya que los guijarros pulidos alfombran el suelo. Después de explorar la cueva, se puede terminar la inmersión nadando alrededor de las enormes rocas de la zona, donde abundan los cañones y arcos.

POINTE MOTUMANO

Motumano se encuentra en el extremo suroeste de la isla, a 30 minutos en barca de nuestro centro. Se trata de un promontorio rocoso que se extiende hacia el mar abierto. Esta ubicación estratégica, expuesta a las corrientes marinas, actúa como un imán para los pelágicos. Numerosos tiburones, en particular martillos y tiburones de arrecife de puntas blancas, han hecho de esta zona su coto de caza. Y si queremos ver mantarrayas, éste es un sitio que no debemos perdernos

Los enormes acantilados se deslizan bajo el agua y forman un suave descenso hasta una zona arenosa de 30 a 40 m. La inmersión comienza en el fondo del acantilado, una zona relativamente tranquila protegida del oleaje y los vientos dominantes. Iremos primero hacia el oeste y luego hacia el sur para llegar al extremo de la punta. Pasaremos por muchas rocas esparcidas que vale la pena explorar ya que albergan una gran cantidad de pequeños peces de arrecife. Debemos estar atentos a las escuelas de pargos, barracudas, jureles y las estrellas de la inmersión: rayas águila, mantarrayas y tiburones martillo. Los tiburones de arrecife de punta blanca tienden a reunirse alrededor del extremo de la punta, un área sujeta a marejadas y fuertes corrientes. Para terminar la inmersión, hemos de regresar hacia el lado occidental protegido del acantilado, donde la barca nos recogerá.

MATATETEIKO

En el lado occidental de la isla, este punto es el más alejado de Taiohae y se encuentra a unos 40 minutos en barca. Cuenta con una plataforma rocosa visible desde la superficie en el fondo del acantilado que continúa bajo el agua durante unos 100 m. hacia el mar abierto. La entrada se realiza en una ensenada protegida junto a la plataforma emergente. El descenso es gradual hasta los 30 m. Está bordeado por paredes y salpicado de pequeños cañones y cavernas.

Hemos de seguir la plataforma que se extiende perpendicular al acantilado hasta llegar a un borde que da a una pared escarpada. Este punto es un lugar ideal para avistar bancos de depredadores que merodean: barracudas, jureles, atunes, pargos, rayas leopardo y, a veces, tiburones de arrecife de punta blanca.

Suele haber corriente que generalmente barre el área de sur a este, pero, al mismo tiempo, la vida submarina es más prolífica. Luego hemos de regresar y dirigirnos hacia el acantilado para explorar una de las paredes que bordean la plataforma. Aunque menos expuesto a la corriente, el lado sur también es menos abundante en vida marina. Podemos tomarnos nuestro tiempo para explorar los pequeños cañones y las rocas dispersa que albergan peces soldado, pulpos, langostas y pargos. Mientras inspeccionamos todos los rincones y grietas, hemos de mirar a nuestro alrededor y por encima para no perdernos las mantarrayas y los tiburones martillo que a menudo pasan en las aguas poco profundas cerca del acantilado.

Habitación resort
Consultar

Keikahanui Nuku Hiva Pearl Lodge

Condiciones de pago

El 40 % en el momento de hacer la reserva. El resto, hasta 60 días antes de la salida.

Los pagos pueden efectuarse on line, mediante pago seguro, directamente en nuestra agencia o por transferencia.

Incluye

  • 8 días / 7 noches en el hotel Keikahanui Nuku Hiva Pearl Lodge en régimen de media pensión o pensión completa.
  • Asistencias en todos los aeropuertos.
  • Traslados de aeropuerto a hotel seleccionado.
  • 10 inmersiones en barca y guiadas en la isla de Nuku Hiva con Centre de Plongée Marquises.
  • Botellas, plomos, guía.
  • Nitrox.
  • Tasas de Polinesia: 5% de IVA, 5% de impuesto turístico y 4% de impuesto de servicio.
  • Seguro de viaje.
  • Seguro de buceo incluyendo cámara hiperbárica sin sublímite de cobertura.

No Incluye

  • Vuelos aéreos Madrid o Barcelona / Tahití Faa’a (ida y vuelta).
  • Vuelo doméstico Tahití Faa’a – Nuku Hiva (ida y vuelta).
  • Tasas aéreas.
  • 1 noche de alojamiento en Tahití en régimen de desayuno.
  • Impuesto municipal (entre 0,50 € y 1,66 € / persona / noche, a pagar directamente en hotel).
  • Inmersiones adicionales.
  • Equipo de buceo.
  • Excursiones opcionales y otras actividades.
  • Gastos personales.
  • Visado ESTA de entrada a Estados Unidos (en caso de volar por ese país).
  • Propinas.

Keikahanui Nuku Hiva Pearl

OBSERVACIONES A TENER EN CUENTA

**En todos nuestros precios indicamos el coste de las tasas y carburantes que, en el momento de hacer las tarifas, nos comunican las compañas aéreas.

**El itinerario está sujeto a alteraciones dependiendo de los cambios que puedan realizar las aerolíneas en sus horarios y días de alteración de vuelos.

REQUISITOS PARA VIAJAR Y BUCEAR EN LA POLINESIA FRANCESA

No se exige ningún tipo de vacuna obligatoria para viajar a Polinesia Francesa.
Los ciudadanos españoles no necesitan obtener visado para viajar a Polinesia Francesa.
Se requiere pasaporte en vigor, con una validez mínima de 6 meses.
Carnet o titulación de cualquier organización reconocida internacionalmente (PADI, ACUC, SSI, FEDAS/CMAS, NAUI).
Carnet o titulación de especialidades (sobre todo, Nitrox).
Es recomendable llevar el Logbook o cuaderno de buceo en el que figuren al número de inmersiones realizadas y la fecha de última inmersión.

Todo el año

Solicita información| Te ayudaremos a responder cualquier duda que tengas acerca de tu viaje

Rutas relacionadas