EL ARRECIFE DE SANGANEB Y SU EMBLEMÁTICO FARO (MAR ROJO, SUDÁN), UN ESPACIO NATURAL PATRIMONIO MUNDIAL DE LA HUMANIDAD DE LA UNESCO (“WORLD HERITAGE PROPERTIES LIST”)

Localizado a unas 14 millas náuticas al noreste de Port Sudan, el arrecife de Sanganeb es, sin ninguna duda, uno de los mejores lugares del Mar Rojo para bucear tanto por su impresionante riqueza marina como por su excelente visibilidad. Su inconfundible faro de 50 m. de altura nos da el recibimiento a este arrecife que tiene la consideración de Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco desde el año 2016 y Parque Natural desde 1990.

Situado en aguas abiertas, se desploma hasta un vertiginoso fondo de 800 m. De norte a sur, tiene una extensión de 6 km y, en total, el atolón tiene una superficie de 12 km2. Se caracteriza por sus pendientes cortadas a pico, sus paredes verticales y sus características plataformas en sus extremos norte y sur. Debido a su posición es un lugar óptimo para el avistamiento de pelágicos y de una inmensa variedad de vida bentónica, destacando una gran cantidad de tiburones (hasta seis especies distintas), delfines, tortugas, meros, carángidos, mantarrayas, grandes bancos de barracudas capaces de ocultar la luz natural y cientos de especies de arrecife. Las paredes verticales de todas las inmersiones del arrecife son un caleidoscopio de colores y de especies marinas. Corales duros y blandos de todas las especies, esponjas de toda la variedad cromática y gorgonias majestuosas son los pobladores habituales. Aquí se encuentra la mayor diversidad de coral del Mar Rojo, con más de 124 especies censadas.

Las inmersiones más interesantes y más sencillas son las que se realizan en la plataforma sudoeste, donde se encuentran los mejores jardines de coral (destacando los enormes corales mesa) y una abundante variedad de vida marina. También son un excelente lugar para el avistamiento de tiburones grises, bancos de atunes, carángidos, barracudas y, especialmente, el pez halcón de hocico largo (Oxycirrhites typus). Presentan el típico perfil de los buceos en Sudán con una primera plataforma a 20 m, Ningún buceador sale decepcionado de estas inmersiones.

La parte norte de Sanganeb es la más profunda y donde mayores posibilidades existen de observar tiburones: martillos, sedosos, longimanus, grises, puntas blancas y, en ocasiones, tigres. Pocos lugares de buceo existen en el planeta que nos ofrezcan esta extraordinaria variedad de buceo con tiburones.

SANGANEB, ESPACIO NATURAL PATRIMONIO MUNDIAL DE LA HUMANIDAD DE LA UNESCO

En su 40ª reunión, celebrada en Estambul del 10 al 17 de Julio de 2016, el Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco inscribió 21 nuevos sitios en la Lista del Patrimonio Mundial. Tan distinguida consideración la alcanzó el Arrecife de Sanganeb junto con otras zonas adyacentes del Mar Rojo d Sudán. En concreto, pasó a integrar la lista “los Parques Nacionales Marinos de Sanganeb y la Bahía de Dungonab junto con la isla de Mukkawar”. Destaquemos también que otro de estos lugares inscritos en esta reunión fue el Archipiélago de Revillagigedo (México).

EL FARO DE SANGANEB

En el extremo sur del arrecife se localiza el famoso faro de Sanganeb (Sanganeb Reef Light, en inglés), construido por los británicos en 1906 cuando Sudán era un protectorado del Imperio Británico.

El primer faro fue una construcción cónica metálica de unos 55 m. (180 pies) de altura, tal y como puede verse en la postal de Klaus Huelse. Proporcionaba un parpadeo blanco que tenía un alcance de alrededor de 18 millas náuticas y servía para advertir a los barcos del peligro del arrecife de Sanganeb.

Así lo definió Hans Hass en su libro “La Manta, el Diablo del Mar Rojo” (edición española) cuando lo visitó en los años 1949-1950: “En el horizonte, el alta mar, se alzaba una forma incierta que parecía una diminuta silueta de la Torre Eiffel. Bill me explicó que se trataba del faro de Sanganeb, un atolón que se encuentra en el borde más exterior de los arrecifes de coral”.

La presente construcción está hecha de bloques de hormigón. Su parte superior, rodeada de un paso circular, presenta una linterna de metal que alberga la óptica rotativa. La señal óptica está constituida por un destello blanco cada cinco segundos y tiene una elevación por encima del nivel del mar de 50,30 m. La señal acústica (en caso de niebla) proporciona un sonido de tres segundos cada 30. Esta parte superior está rodeada por una galería circular descubierta. En el interior, una escalera helicoidal permite llegar a este punto.

La base del faro está dispuesta en dos plantas en la que existen diferentes entornos, incluyendo una antigua biblioteca. Posee también algunas habitaciones, baños y cocina, ocupadas por el personal del faro: guardias, personal de la Armada de Sudán, un electricista y un cocinero. Aparecen también algunas construcciones bajas, separadas del edificio principal, que se concentran alrededor de la plaza de la base del faro, y dos muelles largos, uno hacia el norte y otro hacia el sur. Éste último posee carriles y un carro que se empuja a mano para el transporte del material desde el faro hasta el punto extremo de la barrera en el mar.

Después de las inmersiones del día, siempre tendremos ocasión de subir los 268 escalones del faro y, una vez arriba, contemplar la panorámica de 360 ° de espacio infinito con la única soledad del mar. Una imagen difícil de olvidar.

ALBERTO QUEVEDO